Para llegar a entender y
conocer los inicios y el proceso en que se formó el castellano es de
necesidad meterse en el mundo de la historia. Los soldados romanos invadieron
la península ibérica, estos llegaron a partir del siglo III a. de C. Desde
mucho tiempo antes este territorio se encontraba habitado por diversos pueblos,
cuyas lenguas, en mayor o menor medida, han hecho aportaciones a su idioma.
Mencionaremos dichos pueblos con una descripción sucinta de los mismos:
NÚCLEOS
DE POBLACIÓN PRIMITIVOS
Íberos:
constituyen el núcleo más primitivo. De ellos quedó el nombre de
"Iberia" a la península. Llegaron a tener predominio sobre gran parte
del territorio.
Tartesios:
Lograron alcanzar una sociedad mejor desarrollada en comparación con los
iberos, con quienes coexistieron. Tuvieron una competencia ardua con los
fenicios, aunque al final terminaron subyugados por los fenicios. Esto sucedió
entre los siglos XII a VIII antes de Cristo. Los tartesios eran agricultores, buenos
navegantes y pescadores. No eran ajenos a la escritura que por cierto,
poseían un alfabeto parecido al de los ibéricos.
Celtas:
Venían de la Galia, que es, el este de la Francia actual, y del área germánica.
Se llegaron a establecer en Aragón, valle del Ebro, y toda la meseta
septentrional. El norte, occidente y centro de la península fueron, las grandes
zonas de su asentamiento. La presencia de este pueblo determinó grandes cambios
culturales y étnicos. Muchas voces que hoy se usan son de procedencia celta:
topónimos como "Segovia"; nombres de vestidos como camisa, saya; otros tales como carpintero, vasallo, cabaña, y nombres de plantas y animales: berro, abedul, perro , salmón,
alondra.
Grupos
celtas se unieron a otros ibéricos, de esta unión nació el núcleo celtíbero.
Nuevos
pueblos
Fenicios: Se instalaron en el litoral y fundaron hacia el 1100
antes de Cristo, la colonia Gadir (Cádiz). Los tirios llegaron hacia
el 800 y fundaron Malaka (Málaga) y otras ciudades. Pueblo
esencialmente navegante, compitieron con los tartesios hasta dominarlos,
sometiéndolos a vasallaje.
Hispania
es el nombre que los fenicios dieron al territorio peninsular y significa tierra de conejos.
Griegos:
Los griegos comenzaron a colonizar al rededor de los años 700 antes de Cristo.
A través del mar siguiendo la ruta de los tirios. Fundaron las colonias
de Mainaké y Hemeroskopeion. Y postgeriormente: Rhode (Rosas), Emporion (Ampurias) y Kallipolis cerca de lo que hoy es Barcelona.
Entonces
inició la influencia de la lengua griega, que se volvió más notoria
posteriormente a través del latín. En efecto, muchos vocablos que luego fueron
castellanos los tomaron los romanos del griego.
Cartagineses:
Al caer la ciudad fenicia de Tiro, que se encuentra ubicada en Asia Menor, en
dominación de los asirios, Cartago tomó el relevo de los fenicios en el
Mediterráneo occidental. Cerca del año 500 antes de Cristo comenzaron a
conquistar el litoral peninsular. Fueron inclementes con Mainaké y Tartesos,
arrasándolos. Trataron de poner obstáculos en el comercio que se desarrollaba
entre tartasios y massaliotas, sin conseguirlo efectivamente, ya que estos
últimos lograron un apogeo y fundaron la oclonia de AkraLeuké que más tarde
sería conocida como Alicante. Aproximadamente al rededor de 260 antes de Cristo
se originó la primera guerra entre romanos y cartagineses, conocidas a la
postre como guerras púnicas. Los cartagineses frente a la amenaza romana,
resolvieron conquistar la peninsula. Amílcar Barca fue enviado a Gadir, e
inició el ataque hacia el interior. Luego, unos años más tarde los cartagineses
fundaron Quart Hadaschat, que traducida significaría Cartagena, o bien Cartago
Nova para los romanos.
Romanos:
En derredor de los años 210 antes de Cristo, los romanos derrotaron a los
cartagineses en Cartago Nova, echándolos de la península. Los romanos fueron
penetrando en la península ibérica con la intención de encontrarse con los
hijos de Cartago. En el 218 antes de Cristo la península se encontró
completamente ocupada por los romanos por lo que fue nombrada provincia del
Imperios. Se estableció la lengua de los romanos, conquistadores, la costumbre
de estos, así como sus instituciones.
El pueblo
vasco: La situación de este pueblo en la península fue trascendental,
ellos habitaban entre las montañas del norte de la actual España, su
procedencia se registra incluso desde épocas primitivas, su lengua se mantuvo,
así como sus habitantes, sin contactar con las invasiones y guerras
mencionadas. Sin embargo no existen estudios profundos, por lo que no se
conoce, el origen de la lengua vasca, que es el vascuence. Algunos vocablos vascos notorios
que se incorporaron en la lengua castellana son las del característico RR, como: guijarro, urraca, correr.
INTRODUCCIÓN
DEL LATÍN
La lengua que se asentó en las
ciudades antiguas europeas fue el latín; en su origen fue un dialecto de Roma,
y a partir de ahí logro alcanzar todo el Lacio. Se puede decir que el poeta
Livio Andrónico, en el siglo III antes de Cristo hizo que el latín pasara a
formar parte de la categoría de lengua literaria, esto hizo tremenda
diferencia, entre lo escrito, y lo hablado del latín. Los romanos
encargados de conquistar, obviamente fueron solo soldados, los mismos que,
extendieron la lengua que ellos usaban, que no era otra que el latín vulgar y
no el latín culto. De hecho el latín culto lo usaban las personas instruidas
para desarrollar textos literarios y en la escritura en general. Esa es la
razón que el latín culto no se extendió fácilmente a pueblos conquistados.
Entonces el latín propagado por la Península fue el latín vulgar y sobre él se
cimentaron, incluso las modificaciones que originaron las distintas lenguas
romances, esto quiere decir; las lenguas que nacen de la romana. Cabe resaltar
que el latín se estableció en base a las lenguas prerromanas, las cuales
constituyen el sustrato lingüístico.
Miniatura de un manuscrito del siglo IX que muestra a san Isidoro de Sevilla, autor de una copiosa obra literaria en un momento de decadencia cultural en la Hispania visigoda.
Miniatura de un manuscrito del siglo IX que muestra a san Isidoro de Sevilla, autor de una copiosa obra literaria en un momento de decadencia cultural en la Hispania visigoda.
Influencia de las invasiones
bárbaras en la península ibérica (siglos v y VI d.C.)
Mientras caía el imperio, en
derredor de finales del siglo III, también tuvo secuelas en Hispania. Las
ciudades romanas, como Barcino, la actual Barcelona, se comenzó a fortificar
para protegerse de los pueblos vecinos como los francos y los germanos. A
partir del siglo V los pueblos bárbaros entraron de forma masiva a la Península
y como consecuencia de la debilitación del Imperio Romano, además del traslado
de su capital a Constantinopla. Los visigodos, alanos y suevos, saquearon la
antigua Roma mientras que los vándalos y alanos conquistaron la península
ibérica y se establecieron, al noroeste los suevos, y al sur alanos y vándalos.
A inicios de los años 400 los visigodos, que eran en aquél entonces aliados de
Roma, prometieron liberar la Península del dominio de los otros bárbaros. A la
postre, luego de muchas batallas de por medio, lograron su objetivo, y
terminaron asentándose, mas ellos se consolidaron con un rey llamado Teodorico,
y finalmente se cristianizaron con el rey Recaredo.
La influencia de las invasiones bárbaras
Los pueblos bárbaros vecinos de la península iniciaron en ella una
penetración pacífica desde el siglo I y que alcanzó su apogeo en los siglos V y
VI.
La
invasión fue primero pacífica para convertirse más tarde en dominación militar.
A principios del siglo V los visigodos habían entrado en Roma, mientras los
alanos, suevos y vándalos se apoderaban de la península Ibérica. El imperio
romano entró en una crisis de poder que amenazó con destruirlo. Hubo una fusión
de soldados procedentes de fuera del limes romanos y de un número de hombres
semi-civilizados con la masa de ciudadanos romanos. Debido a esa fusión que se
efectuó en el ejército y en la sociedad,la estructura del mundo romano fue
perdiendo consistencia. Al hablar la misma lengua y adoptar las mismas
costumbres, los que antes eran enemigos del Imperio eran ahora cada vez mayor
cantidad de hombres para defenderlo.
La
convivencia de los romanos con los bárbarosy con los nativos peninsulares
produjo cambios importantes. Los invasores bárbaros de la península lograron
organizarse y constituyeron el reino visigodo, que adoptó la religión cristiana
por determinación del rey Recaredo.
INVASIÓN
ÁRABE
Hacia el
año 672 antes de Cristo la monarquía visigoda se había desgastado a causa de
las luchas civiles que mantuvieron dos de las familias más poderosas. Los
árabes que habían llegado a la península ayudaron a uno de estos grupos.
Destruyeron a los visigodos y se apoderaron de Córdoba y Toledo.
Su
permanencia en la península Ibérica duró más de siete siglos, hasta el año
1492, en que finalizó la reconquista española con la expulsión de los últimos
árabes de Granada, bajo el reinado de los Reyes Católicos. Este largo periodo
de 700 años influyó en la vida y las ocstumbres de los pueblos peninsulares,
pero no modificó radicalmente la lengua, a la que los árabes agregaron cerca de
4000 vocablos. Casti todas estas voces están referidas a la esfera del arte, la
ciencia, la agricultura, aspectos en que los árabes se destacaron.
Los
arabismos
Alrededor
de las huestes cristianas y árabes, que en la frontera vivían en continuo
trato, había una turba de enaciados que
hablaba las dos lenguas, gentes de mala fama que hacían el oficio de mandaderos
y correos entre los dos pueblos y servían de espías y prácticos al ejército que
mejor les pagaba; y había también muchedumbre de árabes latinados o, ladinos
que sabían romance, y cristianos algarabiados, que sabían árabe.
En el
orden institucional, los árabes impusieron los nombres de alcalde, alguacil, zalmedina,
almorjarife, albacea, etc.
En el
plano comercial: almacén,
alhóndigas, almonedas; todo
se pesaba y se media a lo morisco, por quilates,
adarmes, arrobas, quintales, azumbres, almudes, cahices, fanegas y hasta la molienda del pan
se pagaba en maquilas. Por otra parte, los maestros
artesanos y constructores se identificaban con vocablos tales como; alfajeme, alfayate, albardero,
alfarero, albéitar, etcétera.
Los
moriscos ganaron también la fama de buenos hortelanos; ellos dejaron nombres de
plantas y frutas, tales como: albaricoque,
albérchigo, acelga, algarroba, altramuz; de
su perfecto sistema de riegos ha quedado una vasta nomenclatura: acequia, aljibe, alberca, albufera,
noria, azuda.
Debe de
tenerse en cuenta que de los árabes perduraron afortunadamentehasta nuestros
días, no sólo este rico vocabulario, sino también las bellísimas construcciones
arquetectónicas andaluzas: el alcázar de Sevilla, la mezquita de Granada y de
Córdoba, además de tantas otras.
Las
palabras incorporadas del árabe a la lengua castellana se denominan arabismos.
El latín
hablado por los españoles sometidos a los árabes presenta importantes cambios
dialectales, que dieron lugar a los dialectos
mozárabes.
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