viernes, 9 de junio de 2017

LINGÜÍSTICA: Historia de la Lingüística IV

Las analogías

El parecido entre las lenguas indoeuropeas se basó en la famosa teoría del árbol genealógico –Stammbaumtheorie- que consiste en que de un tronco principal, se comienzan a abrir los distintos grupos de lenguas  como el eslavo, el germánico, greco-italo-céltico, el balto y ario, así como sucede en el árbol genealó­gico de una familia. Schleicher tuvo conciencia siempre de que se trataba de una reconstruc­ción y de que la representación gráfica del árbol tenía el mismo valor de hipótesis que poseen unos manus­critos respecto al arquetipo perdido.

Las investigaciones de Schleicher permitieron las primeras formulaciones teóricas de las leyes de la evo­lución, pero éstas resultaron de inmediato insuficientes para dar cuenta de todos los acontecimientos que se produjeron en la evolución de las lenguas, ya que en todas exis­ten formas creadas por asimilación analógica con otra forma del sistema -el vocablo italiano mossi no pro­viene del latín movi, sino de la analogía con la forma scripsi-. 


Neogramatismos


En 1875 fueron siendo notables, en el área de la historia varios investigadores jóvenes en la uni­versidad de Leipzig: A. Leskien, H. Osthoff y el ya mencionado Paul, a quienes se de­nominó en son de broma Junggrammatiker («los jóvenes gramáticos»), esto debido a la expresión Junges Deutschlar, «la joven Alemania», que se usaba en el movimiento de vanguardia antirromántica y, luego, a varias corrientes de corte antitradicio­nal. También se les llamó neo gramáticos.

Dichos personajes comienzan un movi­miento de renovación de los tratados históricos al reafirmar el carácter inexorable de las leyes establecidas fonéticas, pues las excepciones se explican, esencialmente, por los reajustes analógicos antes citados. Los dos conceptos; ley fonética y analogía, se complementaban, ya el concepto sistemático de lenguaje hu­mano. Los nuevos gramáticos no perdieron el interés por los temas formales del lenguaje, ni tampoco los de la estructura formal, material, de las palabras o de los elementos de formación e intentaron un estudio de­tenido del lenguaje en su sistema actual, pues consi­deraban que, desde el punto de vista estático, normal­mente el conocimiento de las lenguas naturales pue­de suponer un avance para el lingüista de la dinámica histórica.

Algunas de estas preocupaciones, así como el interés por los problemas formales, la necesidad de estudiar el lenguaje en su funcionamiento actual y, consecuen­temente, la división de las tareas de la lingüística en dos aspectos, estático y dinámico, además de detalles menores (como, por ejemplo, la preocupación por el lenguaje infantil y la adquisición de las lenguas para estudiar la problemática del cambio lingüístico), fue­ron ejes básicos para la fundamentación teórica de la lingüística en la primera mitad del siglo xx.

Las grandes investigaciones se centraron en el historicismo, pero junto a ello surgen los primeros intentos de estudiar de manera científica lenguas genéticamente muy diferentes con el fin de intentar encontrar las leyes generales y los elementos constantes del lenguaje humano. Los primeros trabajos serios se encuentran en la obra de Rasmus K. Rask, quien aprendió varias decenas de lenguas mediante un sistema peculiar: sistematizar la gramática respectiva y aplicar estos conocimientos teóricos a la  traducción de un texto, generalmente el Nuevo Testamento.


El Antropologismo


Como ciencia expresa, ya se encuentra en los trabajos de Wilhelm von Humboldt. La investigación lingüística no era un fin en sí misma, era más bien un medio para poder es­tablecer una antropología comparada. Las lenguas más extrañas o menos estudiadas es una de las características más apasionantes de su obra; trabajó sobre el kawi, antigua lengua de Java, y también fue uno de los primeros in­vestigadores del vasco. Concebía la lengua como una actividad y no como un producto, la actividad crea­dora del hablante: todo individuo es capaz de crear mensajes infinitos con el mecanismo finito de la len­gua. Muy importante para el desarrollo posterior fue su concepción de la forma interior del lenguaje, que consiste en el conjunto de reglas que componen la es­tructura gramatical y significativa de la lengua. 


Palabras y cosas


Intentar hallar todas las bases teóricas de la lingüística de comienzos del siglo xx en autores del movimiento neogramático sería inexacto; pero, como ya se ha explicado, influenciaron a Saussure, pero su obra es incomprensible desgajada del conjunto teórico de la época. Además es cierto que la dinámica lingüística fue impulsada a principios del siglo xx a partir de las oposiciones a las teorías mecanicistas de los neogramáticos; esta oposición co­menzó con la publicación de un folleto de Hugo Schuchardt: Sobre las leyes fonéticas. En oposición de los neo gramáticos. Este autor fue discípulo de Schleicher, su mayor aporte consistió en indagar más sobre el sistema vocálico del latín vul­gar, este estudio fue donde denotó los diferentes niveles en que se desarrollan las palabras en la historia de las lenguas -palabras cultas, vulgarismos- lo que permitió dirigir un fuerte ataque a los neogramáticos al precisar las diversas evoluciones respecto al tiempo y al espacio.

Se investigaron las relaciones que existían, a través de la evolución histórica entre las cosas que se designan y  las palabras, lo que permitió la aparición de una gran ola de investigación; con al­gunas modificaciones teóricas, persiste hasta hoy: la denominada escuela Worter und Sachen «Palabras y cosas», donde se muestra íntimos puntos de contacto con la etnología. Ya a finales del siglo XIX, los estudios realizados sobre la geo­grafía lingüística, que no era otra cosa que la disposición cartográfica de las maneras fonéticas en el ámbito de una lengua, reafirmaron las observaciones de Schuchardt sobre el ca­rácter principal heterogéneo del lenguaje hu­mano: cada palabra que tiene una misma evolución fonética también posee propia área geográ­fica de distribución. Esto fue un golpe decisivo para la corriente neogramática.




La lingüística como arte 


En los inicios del siglo XX se mantuvieron vivas las corrientes positivistas del siglo anterior, en conflicto con el conjunto de tendencias ya mencionadas, pero el resultado fue un acuerdo sobre el reconocimiento de la heterogeneidad del lenguaje humano. La síntesis de esta problemática se halla en el título de obra de Karl Vossler: "POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA LINGUISTICA". Sus ideas se pueden resumir en este apartado: "Linguística, en el puro sentido de la palabra, es estilística,por lo tanto está dentro de la estética. La lingüística, como estudio concreto del lenguaje, es historia del arte. Los numerosos filólogos que se pasman al oír la palabra estética representan aún la vieja estética dogmática, no la nueva, la crítica. La antigua comparaba la obra de arte con un ideal abstracto de belleza; la nueva la compara con ella misma, porque se ha entendido que los ideales de belleza son iguales cuantos sean las obras de arte. El poeta no debe seguir las intuiciones del crítico, sino el crítico las del poeta, mostrar cómo y dónde el poeta está en conflicto con su propia intuición y es infiel a su propia musa. Este es el método de toda crítica idealista: o sea, la reproducción consciente del proceso interno que condujo a la obra de arte"

El idealismo lingüístico se ayudó con la importancia del individuo y el rol de la psicología individual por la creación del lenguaje; a pesar de que tuvo mucho prestigio, merecido dicho sea de paso, en muchos países, las corrientes teóricas dominantes en el siglo XX aceptaron el lenguaje como una institución social e intentaron encontrar metodologías adecuadas que permitieran sistematizar e interpretar científicamente los datos lingüísticos.


LA ACTUALIDAD DE LAS LENGUAS: SAUSSURE 


En el siglo XX se generó un cambio de rumbo en los intereses de los lingüistas, a pesar que se mantuvieron con vivos criterios científicos anteriores enlazados al positivismo como filosofía de las cosas en sí mismas.
Muchos investigadores dejaron la preferencia por los estudios de la historia y de las relaciones existentes entre las lenguas indoeuropeas, concentrándose en la descripción de las lenguas en su estado actual. La lengua literaria, que fue centro de estudio en la gramática, pasó a ser vista como una variedad, y el lenguaje hablado,se volvió en el objeto de estudios en la nueva investigación.

Los estudios de lingüística general, surgieron únicamente de forma esporádica, y alcanzaron un cenit extraordinario. Gran parte de la fundamentación teórica  de las investigaciones lingüísticas europeas de inicios del siglo XX se hallan en el libro:"Curso de lingüística general" que fue publicado en París en 1916. Esta obra junta de forma sistemática las ideas explayadas por el profesor Ferdinand de Saussure en sus cursos de lingüística general al rededor de los años 1900. 
Saussure confutó los tradicionales estudios comparativos por no haberse preocupado en delimitar la naturaleza de su investigación, algo que era y es básico para que la ciencia lingüística tenga un método para cimentarse y trabajar. Primero, Saussure fijó la materia de la lingüística; «está constituida por todas las manifestaciones del lenguaje humano, así se trate de pueblos salvajes o de naciones civilizadas, de épocas ar­caicas, clásicas o de decadencia, siempre teniendo en consideración, no solamente el lenguaje correcto y el “hablar bien”, sino todas las formas de la expresión».














OBJETIVOS DE LA LINGÜÍSTICA 

como puede observarse, la materia de estudio es muy amplia y, por tanto, el lingüista tendrá que conocer, al menos, tres objetivos fundamentales: 
-Estudiar todas las lenguas posibles, tanto desde el punto de vista descriptivo como histórico. 
-Investigar las fuerzas que intervienen de manera universal en todas las lenguas. 
-La lingüística debe procurar, deslindarse de las demás ciencias conexas y llegar a una definición; "deslindarse y definirse ella misma", con palabras de Saussure. 


Universales lingüísticos

Los principales objetivos se mantienen vigentes y preocupan a todos los estudiosos en sus diferentes especialidades. Como ya defendió Humboldt, es indispensable tener descripciones exactas de las lenguas naturales además de estudios que dejen conocer su evolución y parentesco. Dicho aspecto de la investigación es el más adelantado; y, se pudo ahondar en el conocimiento de los universales lingüísticos.

Todos suelen pensar que los elementos y las relaciones con las que cuentan sus lenguas originarias o las que conocen más familiarmente son gene­rales y tienen que aparecer en todas las lenguas. Una pequeña reflexión frente a este problema resuelve fácilmente este error inicial: el inglés, el alemán, el catalán o el danés poseen unos elementos a los que tradicional-mente se denomina artículos, pero el latín carece de estos elementos, que, en principio, pudieron parecer generales.
En la mayoría de casos, basta con un leve conocimiento del sistema de algunas lenguas diferentes para ver que algunos elementos de una lengua determinada no pueden ser universales: en eltotonaco (lengua amerindia), las oraciones aseverativas se pronuncian con un mismo nivel de voz en toda la emisión, a diferencia de las interrogativas, que se distinguen por el descenso del tono, en el ponca, otra lengua amerindia, existen dos clases de artículos: unos se emplean en conexión con nombres de seres animados, y otros se reservan únicamente para los inanimados, con la curiosa particularidad de que, también hay formas diferentes para cada tipo según los objetos (colectivos, objetos redondos u objetos dispersos); además existe variación entre los artículos que acompañan a seres animados según estén en movimiento o en reposo, con la distinción fundamental de los artículos exclusivamente especializados para los seres animados que se encuentran sentados.


La heterogeneidad como hecho natural



El esencial problema que Saussure encontró al estudiar los hechos lingüísticos es la heterogeneidad que aparentemente muestra una lengua natural; esto había sido el descubrimiento de los científicos a finales del siglo XIX e inicios del XX: en una comunidad lingüística, entre los hablantes suceden determinados fenómenos de discordancia, los cuales podrían diferir en la pronunciación de ciertos sonidos, o bien al usar ciertas palabras o compuestos un tanto distintas; casi se puede decir que existen cantidad de dialectos como personas. Dicho fenómeno heterogeneo se muestra no únicamente en los grandes lugares, como ciudades, o capitales de países puesto que también aparece en sitios más pequeños o limitados, incluso una familia.
Regularmente, la heterogeneidad aparece en la elección de una variante por unos grupos de la sociedad -mujeres/hombres; agricultores/pescadores; generaciones jóvenes/generaciones ancianas- o por la convivencia en un mismo sujeto de vanas formas, como en los casos de personas que dicen ande y an­duve, conducí y conduje, o inconscientemente, dicen una misma palabra de manera diferente durante una conversación. Este carácter, aparentemente las presentan todas las lenguas naturales, y no es el único problema con que Saussure  se enfrentó, debido a que existen otras situaciones íntimamente ligadas, como que el lenguaje da, al mismo tiempo un carácter social como medio de comunicación y una realización individual por parte de cada uno de los hablantes; también, el lenguaje es institución social a la vez que producto del pasado, dada la historicidad característica de las lenguas. Dichas situación dirigieron al lingüista Saussure a plantearse la necesidad que tiene el científico de posicionarse en un terreno especial, con unos condicionamientos determinantes, para dirigir a buen final sus investigaciones y este dicho lugar no es otro que"la lengua".


Linguistica y psicosociología 


Luego de la Segunda Guerra Mun­dial se empezó a considerar que el aprendizaje de las len­guas era una cuestión a resolver científica­mente -de igual manera que la forma en que se enseña- ya que la teoría lingüística reinante operaba sobre los aspectos más mecánicos del lenguaje, a partir de la dualidad estímulo respuesta. El aprendizaje de una lengua se­ría, en ese sentido, asimilarla a través de practicar unos modelos mediante analogías y generalizaciones. El conoci­miento de tales modelos sería, pues, suficiente para el aprendizaje Pero cabe resaltar que personajes como Noam Chomsky se explayaron críticamente ante lo que consideraban mecanicismo, diciendo valdría para una primera aproximación a la lengua como objeto de es­tudio, pero que entorpecería la singularidad del indivi­duo. También, la corriente generativa transformacional, donde, dicho sea de paso, Chomsky formaba parte con­cluyó que una lengua no puede ser esquematizada por reduccionismo a un sistema de costumbres. Chomsky, dice que que el len­guaje forma parte de una teoría psicosociológica del conocimiento en su obra "El lenguaje y el pensamiento" (1967).






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