LAS CIVILIZACIONES DEL CRECIENTE FÉRTIL
Según los textos a nuestro alcance. Fueron tres las literaturas que tuvieron inicio en el transcurso de III milenio antes de Cristo. Las tres corresponden a las denominadas civilizaciones fluviales, que florecieron en Egipto (valle del Nilo). Sumer (valles del Eufrates y del Tigris) y China (cuenca del Huang Ho o río Amarillo). La segunda, Sumer, ocupaba el territorio que hoy constituye Iraq.
De otras tres cabe, al menos, conjeturar su existencia. Serían éstas: la literatura egea (con su centro en Creta monoica), la llamada elamítica (Elam o Susiana) -ubicada en el altiplano iránico- y, por último, la relacionada con la civilización prearia, también fluvial (cuenca de Indo), que adopta provisionalmente el nombre de Mohenjo-Daro y Harappa, los más importantes yacimientos arqueológicos. De estas tres últimas no se han podido todavía descifrar las respectivas escrituras (sólo se han esbozado algunas hipótesis, posteriormente puestas en entredicho), o bien carecemos de genuinos textos literarios.
LA LITERATURA EGIPCIA
La prioridad cronológica transitoria corresponde a la literatura egipcia, expresión de un pueblo africano, que también dejó en el arte vestigios como las pirámides y las esfinges.
La lengua del Egipto faraónico es clasificada por unos linguistas en el subgrupo camítico o camita y por otros en el semítico. La característica más particular de la lengua egipcia no es sino su escritura, de origen pictográfico, denominada con término griego "jeroglífica" (es decir, signo sagrado grabado), en la que abundan pequeñas figuras humanas en actitudes diversas, imágenes de aves, peces, reptiles, insectos, etcétera, y que pronto superó, por otra parte, el estadio meramente figurativo gracias a una serie de recursos, uno de los cuales se funda en la analogía de la pronunciación.
Junto a la monumental escritura jeroglífica, se desarrollaron dos escrituras cursivas: la hierática (o sacerdotal) y la demótica (o popular), corriente en los últimos cinco siglos antes de nuestra era). Una y otra corresponden a simplificaciones de los signos y jeroglíficos cuyo número en el decurso de milenios no alcanzó el millar.
Presentan un carácter funerario, es decir, están vinculadas a la importancia que concedían los egipcios a la vida de ultratumba, a la visión de trasmundo: Textos de las pirámides (Imperio antiguo, siglos XXVI - XXIII antes de Cristo), que brindan una cierta variedad de esquemas, si bien son producciones literarias "oficialmente"; Textos de los sarcófagos (Imperio medio), impregnados del culto dado al dios redentor Osiris, el dios de los muertos que tenía por mansión el "cañaveral", y los Libros de los muertos (Siglo XVI antes de C.), también pertenecientes a la literatura fúnebre-religiosa, con sucesivas adiciones que llegan hasta la época grecorromana, y correspondientes al periodo del Imperio nuevo.
Parecen ignorarse las representaciones escénicas aunque en el atrio o dentro quizá de los templos, interpretarían los sacerdotes escenas dialogadas y tampoco existen rastros de textos o especulaciones filosóficos, aunque sí se plantean problemas que podrían denominarse existenciales en obras como la oda del Desesperado y los Cantos de los arpistas.
Tutmés II dejó memoria de sus campañas en unos Anales grabados en piedra, y otros reyes relataron los acontecimientos que rodearon la subida al trono de una nueva dinastía (XVIII y XX) o las incidencias de una batalla (Qades).
LA HISTORIA DE SINUHÉ
Otras fuentes para el historiador del Egipto faraónico son narraciones como Sinuhé (dinastía XII), sobre la huida de Egipto de un alto dignatario al corriente de una conjetura contra el faraón y su posterior retorno de Asia, reclamado por el nuevo faraón y su posterior retorno a Asia, reclamado por el nuevo faraón, o la Historia del naufrago (dinastía XII), el caso de un navegante qque sobrevive a una tempestad y va a parar a una ignota isla.
En esta misma perspectiva cabe citar textos autobiográficos (de Ahmés, Petrosiris, etcétera), obras didácticas (Admoniciones), decretos (coptos), testamentos, cartas, etc.
Géneros literarios predilectos de los antiguos egipcios fueron la literatura didáctica o sapiencial (papiro Prisse, París), la narrativa (a los relatos más arriba hay que añadir las aventuras de Horus y Set, con la variante alegórica que tiene por protagonistas a Verdad y Mentira, La querre de Apopi y de Sekemenré, Relatos de los hermanos -dinastía XIX- y Príncipe predestinado) y la propiamente poética (himnos religiosos de Amenofis IV en honor del Sol, estancias en celebración de Sesostris III y Los cantos de amor que se recopilaron durante el Imperio nuevo). La posibilidad de un arte dramático egipcio sigue siendo objeto de investigación por parte de los egiptólogos.
LITERATURAS MESOPOTÁMICAS
Con este nombre se designa el conjunto de literaturas desarrolladas en Mesopotamia. Se incluyen en tal conjunto la literatura sumeria, escrita en esta lengua (el sumerio es de difícil filiación), y la asirio-babilónica, también denominada acádica. Es ardua labor fijar su antigüedad, ya que las obras más remotas (6200 a. de C.) tal vez sean copias de textos más antiguos. Cronológicamente es la primera la sumeria, fuente de inspiración temática que reelaboraron los babilonios. Los asirios se limitaron a traducir en su dialecto las obras de estos últimos.
Menos rica que la egipcia, la literatura mesopotámica ejerció, sin embargo, un gran influjo sobre las del Cercano y Medio Oriente, y particularmente, sobre la literatura hebra. A los sumerios se les ha atribuido la invención de la epopeya y en el curso de los milenios elaboraron dos escrituras: la proto-sumérica, la base estrictamente ideográfica, y la cuneiforme, que se convirtió en el primer paso hacia un alfabeto propio y verdadero.
En el II milenio antes de Cristo los sumerios perdieorn toda independencia política y desaparecieron, por así decirlo, de la escena de la historia, aunque sobrevivió su lengua varios siglos en el uso religioso y jurídico, y sus corpus literario quedó absorbido en la cultura de los semíticos asirios (Assur y Nínive) y pronto fueron llamados babilonios, se dedicaban más al comercio que a las artes y a las letras.
EL CÓDIGO HAMMURABI
Se convirtieron en una potencia dominante gracias a Hammurabi (1728 - 1686), fundador de un fuerte Estado y forjador de la prosperidad de Babilonia. Trató así mismo de sustituir las numerosas divinidades sumerias y acadias por el único dios Marduk y la diosa Istar e hizo redactar un "Código de leyes" (282 proposiciones) que representó un evidente progreso respecto a las anteriores codificaciones sumerias. De la época de Hammurabi se poseen documentos administrativos y diplomáticos, epístolas particulares, contratos de negocios, sentencias judiciales, etcétera. Todo ello de más valor histórico o sociológico que propiamente literario.
LA POESÍA
La poesía hay que ir a buscarla en aquellas composiciones épicas que por su misma estructura gravitan en torno a la época de Hammurabi, aunque tengan un origen sumerio: el llamado "poema de la creación" -el "Enúma elis"- es una exaltación del poder del dios Marduk, una cosmogonía teológica en estilo elevado de cuyo autor no se ha conservado el nombre, y el célebre Gigamés, de contenido más vario e interesante, compuesto de cerca de 3600 versos y que toma el nombre un antiguo rey de la Uruk sumeria.
LITERATURAS MESOPOTÁMICAS
Con este nombre se designa el conjunto de literaturas desarrolladas en Mesopotamia. Se incluyen en tal conjunto la literatura sumeria, escrita en esta lengua (el sumerio es de difícil filiación), y la asirio-babilónica, también denominada acádica. Es ardua labor fijar su antigüedad, ya que las obras más remotas (6200 a. de C.) tal vez sean copias de textos más antiguos. Cronológicamente es la primera la sumeria, fuente de inspiración temática que reelaboraron los babilonios. Los asirios se limitaron a traducir en su dialecto las obras de estos últimos.
Menos rica que la egipcia, la literatura mesopotámica ejerció, sin embargo, un gran influjo sobre las del Cercano y Medio Oriente, y particularmente, sobre la literatura hebra. A los sumerios se les ha atribuido la invención de la epopeya y en el curso de los milenios elaboraron dos escrituras: la proto-sumérica, la base estrictamente ideográfica, y la cuneiforme, que se convirtió en el primer paso hacia un alfabeto propio y verdadero.
En el II milenio antes de Cristo los sumerios perdieorn toda independencia política y desaparecieron, por así decirlo, de la escena de la historia, aunque sobrevivió su lengua varios siglos en el uso religioso y jurídico, y sus corpus literario quedó absorbido en la cultura de los semíticos asirios (Assur y Nínive) y pronto fueron llamados babilonios, se dedicaban más al comercio que a las artes y a las letras.
EL CÓDIGO HAMMURABI
Se convirtieron en una potencia dominante gracias a Hammurabi (1728 - 1686), fundador de un fuerte Estado y forjador de la prosperidad de Babilonia. Trató así mismo de sustituir las numerosas divinidades sumerias y acadias por el único dios Marduk y la diosa Istar e hizo redactar un "Código de leyes" (282 proposiciones) que representó un evidente progreso respecto a las anteriores codificaciones sumerias. De la época de Hammurabi se poseen documentos administrativos y diplomáticos, epístolas particulares, contratos de negocios, sentencias judiciales, etcétera. Todo ello de más valor histórico o sociológico que propiamente literario.
Hammurabi
LA POESÍA
La poesía hay que ir a buscarla en aquellas composiciones épicas que por su misma estructura gravitan en torno a la época de Hammurabi, aunque tengan un origen sumerio: el llamado "poema de la creación" -el "Enúma elis"- es una exaltación del poder del dios Marduk, una cosmogonía teológica en estilo elevado de cuyo autor no se ha conservado el nombre, y el célebre Gigamés, de contenido más vario e interesante, compuesto de cerca de 3600 versos y que toma el nombre un antiguo rey de la Uruk sumeria.
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