LA LITERATURA CHINA
Los más antiguos documentos chinos escritos que han llegado hasta nosotros son inscripciones oraculares, grabadas en hueso y en conchas de quelonios, y exhumadas a partir de 1899. Posteriores excavaciones han incorporado y siguen incorporando nuevos hallazgos procedentes de los tres últimos siglos del II milenio antes de Cristo.
Hasta la fecha solo ha podido descifrarse una parte de los dos mil caracteres pictográficos registrados por los investigadores. La literatura china, por los datos recogidos, se inicia en la época de los Han (dinastía que reinó China desde el año 206 antes de Cristo hasta el 220 de nuestra era) y la más antigua recopilación poética es el llamado Shijinf (Libro de los versos).
El Shijing consta de más de trescientas composiciones que se distribuyen en tres grupos: las canciones de origen popular, las poesías de corte y los himnos religiosos (que se cantaban con acompañamiento de música y de danzas, en las ceremonias del templo ancestral). La mayoría de estos himnos religiosos se caracterizan más por los sentimientos que reflejan que por las preocupaciones literarias de sus anónimos autores: su estilo es muy sencillo, directo, sin ornamentos retóricos.
Más elaborados son los cantos que acompañaban los banquetes y las reuniones celebrados en la corte del rey o de determinados príncipes. Por su parte, las canciones populares brillan por su espontaneidad y parecen relacionarse con la danza por su ritmo y por si simetría.
LOS "CINCO CLÁSICOS"
El citado Shijing, el Yijing (libro de las mutaciones), el Shujing (libro de la historia), Chunquiu (Primaveras y otoños) y Liji (Memorias sobre ritos y ceremonias) vienen a constituir los denominados Cinco clásicos de la literatura china. Qu Yuan (entre 343 y 290 antes de C.) es el más célebre poeta de la China antigua, pero a penas se sabe nada de su vida. Entre los poemas a pek atribuidos figura el Li sao y una serie formada por nueve elegías.
El poema Li sao de una extensión nada frecuente en la literatura china y el sentido del título no está muy claro: según los especialistas cabe interpretarlo como "dolor o pena de alejamiento" o bien puede contener la idea de "caer en el infortunio. En él describe Qu Yuan la amargura que le produce su suerte de exiliado apelando a todos los recursos de su imaginación poética y de su saber de erudito: en una primera parte evoca sus esfuerzos para encaminar al príncipe, su señor por la recta senda y la sorda labor de quienes lo adulan; en la segunda, una especie de exaltación lo eleva por la vía mística hasta los lugares y divinidades celestiales sin que ello le sirva de lenitivo al poeta.
En el campo de la historiografía destacan, al lado del Shujing, la obra ya también citada Chunqiu (también conocida con el nombre de Los anales) atribuida a Confucio y completada por tres comentarios que nos suministran valiosos datos históricos, y el llamado Discurso de los reinos (periodo que abarca del 990 al 453 antes de C.) que la tradición atribuye a Tso K'ieu-ming, más atento a las declaraciones de los prudentes consejeros que a los acontecimientos mismos. Cabe citar así mismo el Discurso de los reinos combatientes, relación pormenorizada de complicadísimas intrigas palaciegas urdidas entre los príncipes y sus consejeros llenos de astucia.
ÉPOCA DE LAS SEIS DINASTÍAS
En la llamada época las Seis dinastías se observa entre los poetas una tendencia algo similar al movimiento literario occidental que sostuvo la doctrina del "arte por arte" y en ese tiempo surgió lo que podría denominarse "crítica literaria". La figura más importante es la del poeta Tao Yuanming, exponente de un taoísmo depurado de toda superstición (el taoísmo forma con el budismo y con el confucianismo la gran triada de las religiones chinas). Sus dos poemas más celebrados son Retorno y Retorno a la vida del campo: exalta en ambos el amor a la naturaleza, el vino que trae olvido y la poesía que le proporciona el consuelo.
La influencia que ejerció la obra de Tao Yuanming en la poesía posterior fue considerable y dejó en ésta una profunda huella.
Del siglo VIII (bajo el reinado de los Tang) son los grandes poetas, universalmente reconocidos como tales, Li Bai (Li Po) (entre los años 701 y 762); Du Fu (Tou Fu) (entre los años 712 y 770) , que trabó amistad con Li Bai y llevó una vida errante y desgraciada; Bai Juyi (Po Kiuyi) (entre los años 772 y 846), que cultivó los géneros lírico y satírico sin que le arredrara el refinado Wang Wei, que vivió entre los años 699 y 759.
La doble influencia del taoísmo y del budismo favorecieron por entonces el desarrollo de una poesía que atendía principalmente a la descripción del paisaje, género (de tal puede calificarse) que pasó también a desempeñar un destacado papel en la prosa (en el estilo epistolar, sobretodo) y del que se encuentran bellas muestras en el tratado geografía Comentario del libro de las aguas, obra de Li Tao-yuan.
La narrativa
De otra parte, la novela en cuanto tal hizo su aparición bajo los Yuan (Sanguozhi yanyi o Novela de los tres reinos) y alcanzó toda su madurez en la época de los Ming. Ejemplo de ellos son los viajes y aventuras descritos en Xiyouji (Viaje a occidente), las historias de audaces bandidos contenidas en Shuihuzhuan (La ribera), las novelas costumbristas como Jinpingmei (Flores de melocotonero en un jarrón de oro) o las eróticas como Roupoutuan (La carne como alfombra de oración). Se escriben así mismo cuentos pertenecientes al género fantástico: Paian jingqi (El amor de la zorra). Esta producción de obras populares prosigue durante el reinado de la dnastía manchú de los Qing (1644-1911). A Cao Xueqin (hacia 1715-1764) se debe la novela El sueño en el pabellón rojo (comenzaba hacia 1744), cuya fama ha traspasado ya hace tiempo las fronteras de China.
Obra de carácter satírico es el Julin waishi (Historia del bosque de los letrados), libro publicado a título póstumo en 1770 (aproximadamente) y escrito por Wu Jingzi (1701 - 1754 ). Relato con una amplia galería de personajes, de difícil intelección para el occidental.
"WENYEN" Y "BAIHUA"
La gran revolución de las letras chinas tuvo lugar a comienzos de la década de los años 20: abandono del wenyen (antigua lenguaescrita de los letrados) y adoptación definitiva del baihua (la lengua vulgar al alcance de todo el mundo).
Incidieron también en este hecho decisivo la influencia de las literaturas occidentales a través de las traducciones (que conmocionaron el mundo poético-literario chino) y la ampliación de los contactos de China con los países europeos.
De esta efervescencia surgió en 1930 la Liga de escritores izquierdistas, a la que perteneció, entre otros, Lu Hsún (Luxun) (1881-1936), autor de El diario de un loco y de la verdadera historia de Ah Q (1921) y líder del movimiento revolucionario literario de 1917. A su misma generación se adscriben los nombres de Mao Du, nacido en 1986 y fallecido hace pocos años, a cuya producción pertenecen los títulos de Medianoche y Los gusanos de seda de la primavera y de Guo Moruo (1892 - 1978) , que lograron mantenerse al martgen de la reolución cultural (1965). Muchos de los escritores entonces hostigados o encarcelados fueron rehabilitados a partir de 1976).
Diferentes son las circunstancias que rodearon a autores como Lao She al que se deben los títulos Camello con suerte (la Riska) y La casa de té; Bajín (Pa Kin) (n.1904), acusado de anarquista en 1958 y entre cuyos títulos figuran novelas como Familia (1933); la también novelista Ding Ling (n. 1907); la poetisa Ping Xi (n. 1902), y Ai Qing. En discusión las directrices para el futuro sigue predominando una línea marxista y la sutil distinciónn entre "escritores de masa" y "especialistas".
LITERATURA PERSA
Literatura cultivada en lengua persa en los diversos periodos de su historia, expresión de Irán musulmán, que constituye una de las literaturas clásicas más importantes. Del antiguo persa se conservan como único testimonio algunas inscripciones cuneiformes de la época aqueménida.
Durante el periodo de hegemonía de la dinastía sasánida se recopilaron los diversos libros del Avesta, en un dialecto oriental, compendio del zoroastrismo (la doctrina de Zaratustra o Zoroastro, que reconocía como único dios a Ahura-Mazda). También se recopilaron los di versos himnos (Gatha) que integran el Yasna, una de las cinco secciones del Avesta. De la misma época data la aparición de la literatura pahlavi, escrita en persa medio, con las traducciones del Avesta.
De carácter igualmente religioso es la literatura maniquea del siglo III de nuestra era. La caída del imperio sasánida (arruinado por las crisis internas y las luchas constantes con Bizancio) y la conquista árabe (año 651 de nuestra era) produjeron importantes cambios en la literatura.
ÉPOCA DE ESPLENDOR
Vino entonces, paradójicamente, un periodo de gran esplendor de las letras, representado por los poetas de la corte e iniciado con la figura de Rudagi, precursor del gran poeta Firdawsi, autor del Sahnama o Libro de los reyes (60 000 dísticos), que vivió entre los años 941 y 1021.
Además del místico Baba Tahir, descollaron el célebre Umar Hayyam, autor de las Rubaiyatas (estrofas de cuatro versos, algunas de las cuales son de dudosa autenticidad), que en 1859 dio a conocer en occidente el inglés Edward Fitzegerald; Sa'di, autor de Gulistán (La rosaleda) y del Bustan o El jardín; Galál al Din Rúmí, que fundó una orden de derviches y dejó un tratado teológico- didáctico y un diván (el nombre de diván se daba a la colección de las composiciones de un poeta, generalmente catalogadas por orden alfabético de rimas); Hafiz (1320 - 1389), que cultivó en su poesía temas báquicos y místicos (Los gazales de Hafiz), y el prolífico Gamí.
En prosa a veces rimada, el relato de los viajes Nasir-i Husraw (m. 1088), las biografías de poetas recopiladas por Muhammad 'Awfi (m. hacia 1232), las grandes obras de narrativa poética amorosa (Yusuf-u Zulayha) sobre el tema bíblico y coránico de José y la esposa de Putifar, o Huswar ú Sirin, 1180, de Nizami de Grandza, entre 1141 y 1229), etcétera.
LITERATURA JAPONESA
Literatura desarrollada en lengua japonesa (de difícil filiación) tras la primera época arcaica de Yamoto (400-710) y nutrida por la sucesivas aportaciones culturales procedentes de Corea, China, India y Occidente.
Iniciales testimonios de la literatura nipona primitiva son los textos de las samodias de los primeros oficios shinto tardíamente recopilados en el siglo X. Fueron eruditos coreanos, invitados a la corte japonesa en el siglo V, quienes divulgaron en el Imperio la escritura china, pudiendo afirmarse que el chino era y sigue siendo en el Japón ko que fue el latín para la Europa de la época del Renacimiento.
El documento más antiguo chino-japonés es un texto búdico datado del año 596. Para explicar su propia existencia, apelaron los primitivos japoneses a los anales, aunque se trata, desgraciadamente, de recapitulaciones muy posteriores a los acontecimientos referidos. Las dos primeras obras escritas son las crónicas históricas Kojiki (712) y Nihongi (Anales del Japón, 720), donde se registran los cambios de reinos y los diversos acontecimientos pretéritos. Plegarias, anales, anuarios administrativos, genealogías, fueron, pues, los primeros monumentos literarios japoneses.
Los "norito". El Manyoshu
En los norito (palabras, letanías) y el Nihongi se hallan los cantos que constituyen la primera manifestación poética japonesa y a partir del siglo IX los emperadores mandan a hacer analogías de textos de poesía (se cuentan más de 20 de estas compilaciones llevadas a cabo por decreto), aun cuando la primera antología publicada -el Manyoshu (Colección de una miríada de hojas)- data, al parecer de finales del siglo VII. Esta recopilación contribuyó a la generalización del sistema de los silabarios, que dio a la grafía japonesa su forma definitiva.
El arte poético japonés
No se da en la poesía japonesa la epopeya, el cantar de gesta: toda la sensibilidad está expresada por la pintura de los sentimientos humanos.
El poema japonés posee la ventaja de ser corto: la forma más extendida, llamada tanka, comprende cinco versos de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas, respectivamente,
Del tanka que hoy día se conoce con el nombre de waka (canción japonesa), se derivaría más tarde haiku, pasando por el renga (canción encadenada), consistente en un encadenamiento de tanka "por obra de varios poetas que se reúnen y componen conjuntamente". Manifestación del espíritu festivo y de competición japonés, el renga ya aparece con frecuencia (sin ser designado así hasta 1127) en las antologías poéticas del periodo Heian (794-1185), que es la época clásica japonesa, caracterizada por su refinamiento y el predominio del simbolismo y de los artificios técnicos. Del periodo Heian son las antologías Kinyoo Wakashuu (1127), Shuui Wakashuu (1005), y Kanjaku Monogatari (1070). El renga clásico alcanzó su obra de Soogi (1421-1502).
Posteriormente aparecieron el renga humorístico, haikai renga que significa lo divertido y el haiku. El mayor poeta japonés hasta el siglo XVII es Matsuo Basho (1644-1694), supremo maestro del haiku, tras el florecimiento del haikai con la escuela Danrin.
LITERATURA PERSA
Literatura cultivada en lengua persa en los diversos periodos de su historia, expresión de Irán musulmán, que constituye una de las literaturas clásicas más importantes. Del antiguo persa se conservan como único testimonio algunas inscripciones cuneiformes de la época aqueménida.
Durante el periodo de hegemonía de la dinastía sasánida se recopilaron los diversos libros del Avesta, en un dialecto oriental, compendio del zoroastrismo (la doctrina de Zaratustra o Zoroastro, que reconocía como único dios a Ahura-Mazda). También se recopilaron los di versos himnos (Gatha) que integran el Yasna, una de las cinco secciones del Avesta. De la misma época data la aparición de la literatura pahlavi, escrita en persa medio, con las traducciones del Avesta.
De carácter igualmente religioso es la literatura maniquea del siglo III de nuestra era. La caída del imperio sasánida (arruinado por las crisis internas y las luchas constantes con Bizancio) y la conquista árabe (año 651 de nuestra era) produjeron importantes cambios en la literatura.
ÉPOCA DE ESPLENDOR
Vino entonces, paradójicamente, un periodo de gran esplendor de las letras, representado por los poetas de la corte e iniciado con la figura de Rudagi, precursor del gran poeta Firdawsi, autor del Sahnama o Libro de los reyes (60 000 dísticos), que vivió entre los años 941 y 1021.
Además del místico Baba Tahir, descollaron el célebre Umar Hayyam, autor de las Rubaiyatas (estrofas de cuatro versos, algunas de las cuales son de dudosa autenticidad), que en 1859 dio a conocer en occidente el inglés Edward Fitzegerald; Sa'di, autor de Gulistán (La rosaleda) y del Bustan o El jardín; Galál al Din Rúmí, que fundó una orden de derviches y dejó un tratado teológico- didáctico y un diván (el nombre de diván se daba a la colección de las composiciones de un poeta, generalmente catalogadas por orden alfabético de rimas); Hafiz (1320 - 1389), que cultivó en su poesía temas báquicos y místicos (Los gazales de Hafiz), y el prolífico Gamí.
En prosa a veces rimada, el relato de los viajes Nasir-i Husraw (m. 1088), las biografías de poetas recopiladas por Muhammad 'Awfi (m. hacia 1232), las grandes obras de narrativa poética amorosa (Yusuf-u Zulayha) sobre el tema bíblico y coránico de José y la esposa de Putifar, o Huswar ú Sirin, 1180, de Nizami de Grandza, entre 1141 y 1229), etcétera.
LITERATURA JAPONESA
Literatura desarrollada en lengua japonesa (de difícil filiación) tras la primera época arcaica de Yamoto (400-710) y nutrida por la sucesivas aportaciones culturales procedentes de Corea, China, India y Occidente.
Iniciales testimonios de la literatura nipona primitiva son los textos de las samodias de los primeros oficios shinto tardíamente recopilados en el siglo X. Fueron eruditos coreanos, invitados a la corte japonesa en el siglo V, quienes divulgaron en el Imperio la escritura china, pudiendo afirmarse que el chino era y sigue siendo en el Japón ko que fue el latín para la Europa de la época del Renacimiento.
El documento más antiguo chino-japonés es un texto búdico datado del año 596. Para explicar su propia existencia, apelaron los primitivos japoneses a los anales, aunque se trata, desgraciadamente, de recapitulaciones muy posteriores a los acontecimientos referidos. Las dos primeras obras escritas son las crónicas históricas Kojiki (712) y Nihongi (Anales del Japón, 720), donde se registran los cambios de reinos y los diversos acontecimientos pretéritos. Plegarias, anales, anuarios administrativos, genealogías, fueron, pues, los primeros monumentos literarios japoneses.
Los "norito". El Manyoshu
En los norito (palabras, letanías) y el Nihongi se hallan los cantos que constituyen la primera manifestación poética japonesa y a partir del siglo IX los emperadores mandan a hacer analogías de textos de poesía (se cuentan más de 20 de estas compilaciones llevadas a cabo por decreto), aun cuando la primera antología publicada -el Manyoshu (Colección de una miríada de hojas)- data, al parecer de finales del siglo VII. Esta recopilación contribuyó a la generalización del sistema de los silabarios, que dio a la grafía japonesa su forma definitiva.
El arte poético japonés
No se da en la poesía japonesa la epopeya, el cantar de gesta: toda la sensibilidad está expresada por la pintura de los sentimientos humanos.
El poema japonés posee la ventaja de ser corto: la forma más extendida, llamada tanka, comprende cinco versos de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas, respectivamente,
Del tanka que hoy día se conoce con el nombre de waka (canción japonesa), se derivaría más tarde haiku, pasando por el renga (canción encadenada), consistente en un encadenamiento de tanka "por obra de varios poetas que se reúnen y componen conjuntamente". Manifestación del espíritu festivo y de competición japonés, el renga ya aparece con frecuencia (sin ser designado así hasta 1127) en las antologías poéticas del periodo Heian (794-1185), que es la época clásica japonesa, caracterizada por su refinamiento y el predominio del simbolismo y de los artificios técnicos. Del periodo Heian son las antologías Kinyoo Wakashuu (1127), Shuui Wakashuu (1005), y Kanjaku Monogatari (1070). El renga clásico alcanzó su obra de Soogi (1421-1502).
Posteriormente aparecieron el renga humorístico, haikai renga que significa lo divertido y el haiku. El mayor poeta japonés hasta el siglo XVII es Matsuo Basho (1644-1694), supremo maestro del haiku, tras el florecimiento del haikai con la escuela Danrin.
El teatro japonés
En las danzas rituales antiguas tiene su origen el teatro Noh, surgido en el periodo que transcurre del siglo XII al XIV y formado por dramas líricos y precedentes de la pantomima de la danza sagrada Kakura, con una gran influencia derivada del budismo).
Los actores del teatro Noh actúan mediante gestos lentos y convencionales, como al ralentí, y para captar la esencia de tales representaciones se exige por parte del espectador una larga iniciación.
Se considera el más grande autor dramático japonés a Chikamatsu Monzaemon (1653-1724), que escribió sobre todo diálogos para el teatro de marionetas, o bunraku (adaptados posteriormente para el kabuki, nombre con que se designa ka forma popular moderna del teatro japonés y en la que los actores son exclusivamente hombres) y dejó unos cincuenta dramas en los que se exalta la preeminencia del deber y del honor por encima de los sentimientos personales al estilo de Corneille. Entre las generaciones posteriores ocupa un lugar destacado como dramaturgo Yukio Mishima (1925-1970).
La narrativa japonesa entre los siglos XIX y XX
Más que en ningún otro género es en el de la novela donde se produce el enfrentamiento entre el mundo tradicional japonés y el mundo moderno occidental. Uno de los primeros exponentes del realismo fue Futabatei Shimei (1864-1909), con la sátira sobre la sociedad burguesa de finales de siglo (La nube errante, 1887-1889).
Defensor de una actitud romántica fue Koda Roha (1867-1947), admirador de Ihara Saikaku. Shimazaki Toson (1872-1943) es el máximo representante del naturalismo, mientras que cabe calificar de idealista la obra de Akatugawa Rynosuke (1892-1927), conocido sobre todo por la novela corta Roshomon (1915). Otros autores significativos, dentro de la narrativa, son Agawa y Hiroyuki, Oazai Osamu (1909-1948), con Syayó (Sol poniente, 1947), Kazuo Hirotsi (1891-1968), Tanizaki Junichiro (1886-1965) -autor de Sasame yuki (Las hermanas Makioka, 1946-1948), según las tradiciones inglesa y alemana. Kawabata Yasunari (1899-1972), que fue premio Nobel de literatura en 1968 y dejó, entre otros títulos, relatos tan notables como La bailarina de Izu (Izu no odoriko, 1925) y Sembarazu (Mil cigüeñas, 1949).
La figura enigmática de otro gran escritor, Yukio Mishima (1925-1970), que se suicidó de formas espectacular tras un fallido intento de golpe de Estado, ha atraído recientemente la atención del mundo occidental. Entre sus últimas obras figuran Taiyo no tetsu (El sol y el hierro, 1965-1968) y Hojo no umi (El mar fértil, 1965-1970).
La poesía japonesa del siglo XX
En el campo de la poesía figura más brillante es la de Ayukawa Nobuo. Precendetemene cabe citar los nombres de Ryuuko Kawaji, que marcó un hito importante en la historia poética del Japón con el libro Roboo no hana (La flor al borde del camino, 1919); Gyofu Soma y Rofuu Miki. De esta época data la aparición del poema en la lengua hablada llamado Koogoshi. Gran trascendencia tuvo así mismo Tsuneki Masaoka (1867-1902), que adoptó el nombre de Shiki, y que influyó en poetas posteriores como Kyoshi Takahama (1874-1959), quien se hizo cargo de la dirección de Hototogisu al morir Shiki y siguió cultivando el haiku clásico.
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