La literatura, comparada con otras actividades del hombre, se presenta como lo no práctico, que obedece sin embargo a una necesidad profundamente sentida por quién la ejerce, cuando no se ha convertido en una obligación, en un deber.
Si inicialmente fue arte oral, hoy es fundamentalmente objeto escrito; pero la conquista de la escritura, al igual que otras aventuras del espíritu humano, no ha seguido una dirección única. Si en sus inicios la literatura medieval, por ejemplo, tuvo que refugiarse en los cenobios, celosamente custodiada por monjes amanuenses, artífices y orfebres de una obra literaria miniada, la invención de la imprenta cambió las coordenadas de la difusión, modificando sustancialmente la función del escritor. La amplitud del fenómeno de los mass-media ha supuesto otro giro copernicanotanto en la concepción de la obra literaria cuanto en su ámbito de difusión y su función comunicativa. Sin embargo, y a pesar de todas estas variaciones, la obra literaria mantiene una misma sintonía a través de los tiempos: el ser una suma de mensajes entre seres humanos, además de reflexión sobre su entorno, sobre la sociedad en que se produce.
Cabe exponer algunos aspectos de lo que es la literatura, pero es imposible señalar a gusto de todo el mundo qué es lo que hace de un determinado mensaje una obra de arte. Por eso una historia de la literatura supone una elección siempre discutible de autores y de obras que han ido expresándose en el transcurrir de los tiempos oralmente y a través de la escritura.
La palabra "Literatura" viene del latín, de la voz littera, que significa letra del alfabeto, y poco a poco ha ido adquiriendo grosor, confundiéndose sus límites con los de la escritura, los de gramática y la filología, los de la ciencia y la erudición. Es el arte de la expresión escrita despojada de todo uso funcional.
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