Varios conceptos son los
que se le han dado al idioma, de las cuales, la mejor; de acuerdo a los
modernos lingüistas, continua siendo la de Saussure. Y como ya se vio,
Saussure lo conceptualizó de acuerdo a la etimología griega, afirmando
que es "la lengua en cuanto refleja los rasgos propios de una
comunidad". Entonces, desde este punto de vista el Idioma y lengua son
equivalentes. Esto, debido a las comparaciones del idioma propio con algún
otro, se toma conciencia de los rasgos de la lengua nativa. Y del estudio
científico y organizado de las diferentes lenguas nació la posibilidad de
aunarlas en algún tronco en común, es decir, en 'lenguas madre', tales como el
indoeuropeo, el semítico, el bantú. De estos grandes troncos comunes se habrían
desprendido otras lenguas, que, sufriendo sucesivamente transformaciones,
dieron origen a los idiomas actuales con un sinnúmero de variantes. Del
indoeuropeo proceden, entre otros, el griego y el latín y de este último el
castellano, así como otros varios.
NIVELES DE LENGUA
Es importante comprender
mediante niveles de lengua las formas que cada sociedad puede
otorgar al idioma, de acuerdo a sucesos tales como el lugar
geográfico o la ubicación, la educación, la influencia del ambiente, la
profesión u ocupación, etc.
Lengua
general y lengua regional
El inglés, por ejemplo, es
lengua general, o también conocido como "de uso general" en muchos
países y regiones del planeta. Así, un hablante de Canadá puede entenderse con
otro de Inglaterra, Estado Unidos, entre otros, pues todos poseen una misma
lengua general.
Sin embargo, al escuchar a
otros hablantes, se harán evidentes algunos dejos, o formas regionales. Se
puede citar, en el léxico castellano. Hay formas lingüísticas a las
cuales se les llama regionalismos: así como peruanismos, chilenismos,
americanismos, etc. Y cabe recordar y resaltar que los mismos sucesos se puede
notar dentro de un país o territorio.
También es conocido que
una persona nacida y criada en zona rural habla con
determinadas modalidades inherentes y propias de su grupo social y de su
vida cotidiana, que son un tanto diferentes a las de una persona nacida
en ciudad. Por esto, es indispensable también mencionar y tener en cuenta
que existen los ruralismos.
Lengua culta y lengua
vulgar
También es innegable que
existe una lengua culta, o mejor tratada en su elaboración.
Se debe comprender que al
decir lengua culta no se tiene que interpretar de una forma o un conjunto
de formas, extravagantes o altisonantes. Más bien en el fenómeno de la
lengua culta se observa un ajuste continuo en las normas de corrección, y
también riqueza de vocabulario además de la claridad.
Por otro lado, se puede
definir lengua vulgar a esa donde se notan numerosas desviaciones de las normas
de corrección.
Algunas formas de
vulgarismos:
En el sentido morfológico:
'vicino' en lugar de 'vecino', 'comalan' en lugar de 'cómanla' ,
haiga por haya, ande por anduve.
En el sentido sintáctico:
'voy de mi primo' en lugar de 'voy a casa de mi primo'.
En el sentido fónico:
sandia por sandía, ojala por ojalá,
intervalo por intervalo, etcétera.
Lengua coloquial, familiar
-oral- y escrita
Es sencillo reconocer la
existencia de una lengua coloquial, conversacional, propia de la expresión
oral, que difiere por regla general bastante de la lengua escrita.
La espontaneidad
característica de la comunicación oral hace que se utilicen giros o formas
determinados que no siempre se adecuan a la comunicación por escrito
(generalmente, más elaborada).
Si se habla de lengua
escrita, es necesario incluir la lengua literaria como parte de la misma.
Pero aclarando que la literatura usa la función expresiva, y por ende,
se puede servir de todas las formas que el escritor puede
imaginar, con el fin de crear personajes, mencionar o la descripción de
ambientes, así como revivir o recrear situaciones, etcétera.
Lengua técnica y lengua
profesional
Es indispensable mencionar
que cada profesión o arte se requiere valer de un vocabulario puntual para
mostrar o dar a conocer los objetos y conceptos que les son propios. En
este aspecto, es indispensable reconocer la existencia de lenguas técnicas
-como la de las ciencias como psicología, derecho, la gramática, la danza,
etcétera-. Tampoco hay que olvidar la
existencia de jergas (como la germanía en España y
el lunfardo en Argentina) las cuales nacieron como lenguas marginales,
y esto, por la necesidad que exigían las «profesiones». Así pues, su
elaboración fue como un sistema de claves con la intención de comunicarse
entre ellos, sin que otros grupos descifren sus significados. El lingüista
argentino Nicolás Bratosevitch señaló lo siguiente: «La
lingüística, como ciencia que es, se interesa por registrar
todas las variedades. »La normativa, como disciplina educativa, recomienda
sólo formas cultas, que son las que emplea la gente de buena
educación idiomática en cada circunstancia: si se escribe “rostro”,
dirá probablemente “cara” al hablar, pero evitará “jeta”, y reservará “facha”
para uso familiar y con valor despectivo o pintoresco. Las formas cultas dan
la norma de corrección. »La gran fecundidad de un idioma está […] en la mutua
influencia entre lengua oral y lengua escrita: de manera que la primera se
contagie de la variada matización de la segunda y ésta de la espontaneidad y
agilidad de la primera.»
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