martes, 27 de febrero de 2018

15 LITERATURA EN LA EDAD MEDIA: PARTE V

EL TEATRO: DE LA EDAD MEDIA HASTA EL RENACIMIENTO

En los comienzos de la era cristiana, la Iglesia condenó todas aquellas manifestaciones artísticas que tuvieran alguna clase de vínculo con la cultura pagana. Se produjo entonces un fenómeno paradójico: en la Edad Media el teatro resurgió, paulatinamente , de las celebraciones litúrgicas. Ya la Misa no es sino representación de la Pasión de Cristo y el Antiguo Testamento abundan los episodios de carácter dramático, que los clérigos, para edificación de los fieles, escenificaban con ocasión de fiestas solemnidades. Primero tuvieron lugar estas representaciones dentro de las iglesias y de ahí se pasó al atrio. de igual modo fue cambiándose el latín por las lenguas vernáculas. Así en la Europa de la Edad Media, al igual que en la Grecia clásica, el teatro tiene un origen religioso y del drama litúrgico se origina la literatura dramática. 

La escuela  hace el papel de intermediaria en la salida del teatro de la iglesia a la calle, al aire libre, y en el seno de las escuelas es donde se representan obras de Plauto y Terencio y donde nace una comedia latina específicamente escolar (en Francia ocurrió tal fenómeno en Orléans y en Fleury-sur-Loire, donde se compusieron imitaciones de los clásicos). En Inglaterra desempeñaron un importante papel los gremios, que se ocuparon de dramatizar toda la Biblia. 

Teatro medieval en Francia

Fruto de la evolución descrita es la aparición en Francia, entre 1150 y 1170, del primer jeu, o auto, litúrgico importante: el Jeu d'Adam (Auto de Adán). Los coros van todavía en latín y son cantados, pero en el diálogo se pone ya de manifiesto una gran libertad creativa. En el Jeu d'Adam, que se compone de cerca de mil versos (octosílabos en su mayor parte, decasílabos cuando se trata de un pasaje más solemne de la obra=, está presente la tradición juglaresca en las danzas y en la gesticulación de los diablos que intervienen en esta trilogia donde sucesivamente se presentan el pecado de Adán, la culpa de Caín y las profecias que anuncian la venida del Reino de los Cielos. De la misma época, segunda mitad del siglo XII es un Jeu de la Résurrection, en dialecto anglonormando. 

En Courtois d'Arras (hacia 1200), adaptación de la parábola del hijo pródigo a aquellos tiempos, se anuncia ya la farsa por su fuerza cómica y desenfado, y en Aucassin et Nicolette, también de principios del siglo XII, que se titula chantefable (esto es, mezcla de prosa –recitado– y de verso –canto–), se logra a través de lo cómico-burlesco una de las obras más maduras de la Edad Media. De Arrás proceden también Jean Bodel (Jeu de saint Nicolas, pieza representada a fines de 1200 en Puy d'Arrás), poeta ya renombrado, y el también citado Adam de la Halle, autor de la opereta el Jeu de Robin el de Marion, que no es sino una pastorela llevada a escena. La primera obra genuinamente teatral, Jeu de la feuilleé, es la primera muestra del teatro cómico en Francia, pues hasta entonces lo cómico había ido siempre unido a lo maravilloso. 


Teatro medieval en Inglaterra 

También en Inglaterra surgen idénticos géneros dramáticos como el resto de Europa. Ya hemos dicho que los gremios desempeñaron un relevante papel al sacar el teatro de la iglesia para llevarlo a la calle y nacieron entonces los miracle plays (equivalente a los mystére franceses) y las escenificaciones amplísimas de los temas extraídos de fuentes bíblicas. También presentaron las moralidades, es decir, piezas teatrales alegóricas protagonizadas por los vicios y las virtudes, aunque algo tardíamente. 

Quizá la obra más célebre de esta etapa del teatro inglés sea la titulada Everyman (cada cual), fechada aproximadamente en torno al año 1500. De autor desconocido, se halla estrechamente relacionada con la obra holandesa Elckerlijke, atribuida a Petrus van Diest e impresa por vez primera hacia 1495. De Everyman hizo una significativa adaptación moderna el poeta austriaco Hugo von Hofmannsthal (1911). Mezcolanza de elementos realistas y alegóricos, en Everyman la muerte cita a éste personaje ante Dios y al conocerse esta noticia lo van abandonando todos sus amigos y sólo a Buenas Obras (personaje alegórico) se le permite que le acompañe en el juicio final.

También John Skelton (hacia 1460-1529), deudor en parte de Chaucer y del que se han perdido numerosas obras, se debe otra moralidad, a la que tituló Magnificence , representada, al parecer, en 1516, e impresa en 1533. Se conservan así mismo, en un mismo manuscrito: The castle of perserance (El castillo de perseverancia), fechada alrededor de 1405, y quizá la más elaborada de las primitivas moralidades; Mankind (Humanidad), igualmente de comienzos del siglo XV, y Mind, will and understanding (Memoria, voluntad y entendimiento), obra ya tardía sobre las facultades de la mente humana. Puede decrise que hasta el siglo XVII permaneció de moda este género dramático y junto al nombre de Skelton hay que poner, entre sus cultivadores los de John Rastell, George Wapull y Nathaniel Woodes. También los dramaturgos elisabetianos o isabelinos (suele designárseles de ambos modos) frecuentaron este tipo de teatro y de varios de sus rasgos característicos participa la obra de Marlowe sobre el doctor Fausto.

Teatro alemán medieval

En Alemania se desarrolló el teatro medieval dentro de los mismos esquemas que lo hizo en Francia, en Inglaterra y en otros países europeos. Los primitivos temas de representación son los de la Navidad, Pascua de Resurrección y Pasión de Cristo, junto a los motivos escénicos que surgen al calor de las fiestas carnavalescas. Hasta la Reforma no aparecen en el campo dramático figuras de relieve y los primeros autores teatrales son ya del siglo XVI: así, el suizo NIkolaus Manuel (entre 1484 y 1530) y Burkart Waldis (entre 1490 y 1556), autor de una dramatización de la parábola evangélica del hijo pródigo (1527).

El primer dramaturgo alemán de fama fue Hans Sachs (1494-1576), al que inmortalizó Richard Wagner en la ópera Los maestros cantores de Nuremberg. Este poeta y maestro cantos, principal exponente de la literatura burguesa alemana del siglo XVI, se inspiró en el tema del carnaval (Fastnachtszeit) para componer comedias al estilo de Das Hofgesind der Venus (La corte de Venus), de 1517; Der schwangere Bauer (El campesino embarazado), de 1544 y Der fahrende Schuler im Paradies (El goliardo en el paraíso), de 1550.

La literatura burguesa. El "Roman de la Rose"

Ingredientes principales de la llamada literatura burguesa, en cuanto que se contrapone a la tradición cortesana, feudal y caballeresca, son, entre otros, la sátira, la parodia y un realismo que muy a menudo llega hasta la obscenidad. Esta mentalidad burguesa, que cristaliza en obras como las Fabliaux y que revela una acenturada misoginia, comienza a manifestarse a finales del siglo XIII y sus modos de expresión perdurarán hasta el XVI.

El primer ejemplo de la "epopeya" animal, que formará el fondo de casi todos los fabliaux y sobre todo, del famoso Roman de Renart (1165 y 1205), es la historia del lobo que se hace monje (De lupo, hacia 1100). Importancia reviste también la epopeya Ysengrinus, que es un violentoataque lanzado contra las órdenes monásticas (datado hacia 1150) por parte de un tal Nivard o Nivardus, poeta flamenco en lengua latina.

De la fábula clásica (representada por Fedro y por Avieno y difundida a través de una refundición en prosa denominada Romulus, de la que salieron los Isopets de Marie de France) se distingue el fabliaux por la abundancia que se registra en éste de invenciones y de historietas de carácter moral o simplemente cómicas.

El Roman de la Rose.


LA LITERATURA ITALIANA EN LA EDAD MEDIA

 Los primeros textos de la lengua italiana, sus balbuceos literarios, aparecen muy tardíamente debido al prestigio de que gozaba Roma y a la implantación profunda de las tradiciones de la Iglesia romana. Durante mucho tiempo siguen produciéndose en latín los tratados de teología, filosofía y derecho y la literatura popular. Se expresan en latín historiadores y cronistas: G. de Cremona  (1114 - 1187) y A. da Settimello (h. 1190), entre otros. Del siglo XIII data una vena poética en langue d'oc, con mezcla de dialectalismos, de la que fue el más conocido representante Sordello di Goito (entre 1200 y 1270), entre cuyas poesías (cuarenta canciones, ocho sirventés) destaca la lamentación por la muerte de Blacatz de Baux, su dama y protectora. En la Divina Comedia lo situó Dante por encima de todos los demás trovadores italianos de su tiempo (entre ellos, Lanfranco Cigala y Bonifacio Calvo).




En francés inició Marco Polo el dictado de su famoso Libro de las maravillas del mundo (Livre des merveilles du monde) y en la misma lengua escribió Brunetto Latini (entre 1220 y 1292, aproximadamente) el resumen de la ciencia de su tiempo, que tituló Li livres dou tresor (1262-1266), es decir, Libro del tesoro. Las primeras muestras poéticas en la lengua vulgar pertenecen a una lírica que podría calificarse de espiritual y son el Laudes creaturarum (Alabanzas de las criaturas de Dios), de san Francisco de Asís, y los místicos cien laude que compuso Jacopone da Todi (hacia 1230-1306), ambos de origen umbro.


De la misma época data la escuela siciliana que surgió bajo el reinado de Federico II de Sicilia y de su hijo Manfredo. Fueron los poetas de esta corte, influidos por los trouveres y por los minnesingers alemanes, los que hicieron del italiano una lengua literaria y constituyeron en modelos para los líricos toscanos de los siglos XIII y XIV. A ella pertenecieron Jacopo da Lentino, Pier della Vigna, Giacomino Pugliese y Rinaldo d'Aquino. A pier della Vigna, que se suicidó tras ser acusado de traición y encarcelado , le dedico Dante el canto XIII del infierno de la Comedia.

La poesía toscana. El "dolce stil nuovo" y Dante Aliguieri 

Con el colapso que sufre la corte de Federico de Sicilia, a mediados del siglo XIII, el eje de la creación poética en Italia se traslada a tierras toscanas. El primer exponente destacado de este cambio es Guittone d'Arezzo. Su poesía, muy intelectualizada, representa un periodo en el que la obra en verso se caracteriza por la doble complejidad del contenido y de la forma y en el que predomina una especie de hermetismo individualista muy acentuado. Ya es en la segunda mitad avanzada del siglo XIII cuando aparece un nuevo movimiento al que se ha llamado, en términos utilizados por Dante en la Divina Comedia, el dolce stil nuovo (es decir, "el dulce estilo nuevo", Purgatorio, XXIV, 57). Sus cultivadores son los stilnovisti, influidos por la larga tradición de la poesía provenzal y por el franciscanismo, que predicaba la sinceridad, la simplicidad y la vinculación del hombre a la naturaleza.


Guido Guinizelli (entre 1240 y 1276) perteneció a la nobleza gibelina (la que apoyaba a los emperadores germanos en contraposición a los partidarios del Papa, que eran los guelfos). Guinizelli se reconoció discípulo de Guittone d'Arezzo y su poesía puede definirse como una espiritualización cristiana del concepto trovadoresco del amor cortés. Como manifiesto de esta nueva orientación cabe citar la canzone de Guinizelli "Al cor gentil repara sempre Amore".

Otra figura importante del dolce stil nuovo es la de Guido Cavalcanti (entre 1255 y 1300), autor de la canzone. Su principal contribución consiste en un pormenorizado análisis "psicológico" del amor concebido como una pasión, aunque más que como teorizador  (tampoco pretendió serlo) sobresale por los sonetos, baladas y canzoni en que trata de sus propias experiencias amorosas con particular vehemencia y ansiedad. Con excepción de Dante, fue el más culto, filosóficamente hablando de los stilnovisti. 





Dante Aliguieri 

Todo este complejo legado literario cristalizó en la obra del florentino Dante Aliguieri, nacido en 1265 y fallecido en Ravenna en 1321. Su grandeza como poeta radica en el hecho de haber escrito la Comedia, un poema alegórico-didáctico que consta de 14 230 versos en terza rima (con obvia referencia simbólica al misterio de la Trinidad), repartidos en cien cantos, y que probablemente fue comenzado en 1307 y concluido el mismo año de la muerte del poeta. Escrito en los umbrales del periodo del humanismo, el poema, con la visión del más allá dividido en los tres reinos del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, debe abordarse de acuerdo con el espíritu del símbolismo y el alegorismo característicos de la Edad Media. Habitan el Infierno las almas de los condenados y en él inicia su viaje el propio Dante guiado por Virgilio, cuyo papel es el del iniciador en cuanto simboliza en su persona la sabiduría y la filosofía. 

Con Virgilio viaja Dante por el Infierno y por el Purgatorio, que es de las tres regiones la más semejante al mundo de los vivos, mezcla la luz y tinieblas, donde se está de paso y no eternamente, y a las puertas del Paraíso, donde moran las almas de los beatos. Abundan en la Comedia (a la que la crítica añadió a partir del siglo XVI el nombre de "divina") las alegorías, los símbolos, emblemas, etc., así como alusiones a la época en que Dante le tocó vivir, en plena pugna entre pugna entre gibelinos (es decir, antipapistas) y guelfos, y a personajes a los que conoció a los que rememora. 

Posterioridad de la "Comedia" 

La comedia ha sufrido toda clase de interpretaciones desde que se publicó; muy estimada durante la Edad Media, atravesó una cierta crisis en el Renacimiento, considerándosela entonces más como un modelo lingüístico que como arquetipo poético. 

Petrarca se desinteresó de la obra dantesca (su actitud al respecto contrasta con la observada por Boccaccio, admirador de Dante y biógrafo suyo) y hasta uno de sus amigos le reprochó el no haberla escrito en latín y el haber optado por el dialecto toscano. 

Recuperación de Dante. Otras obras 

Al filósofo Giovanni Battista Vico (1668 -1744) se debe quizás el inicio de la paulatina rehabilitación del escritor florentino, valorado ya como uno de los genios de la civilización cristiana (al lado de Shakeaspeare y de Cervantes). 

Sin embargo, la obra de Dante tiene aún otros aspectos que la enriquecen y a su producción se adcriben los títulos de la Vita nuova (al rededor de 1293), donde se reúnen treinta y uno de sus poemas sobre Beatriz (a la que vio por vez primera a los nueve años y que se ha identificado con una hija de Folco dei Portinari, casada con un tal Simone de Bardi tiempo después), unidos a comentarios en prosa del poeta mismo; del inacabado Convivio, o Banquete, donde se recogen tres largas canzoni  que  revelan un propósito más bien de experimentación y de ejercicio, que de genuina creación poética. De Dante son también los tratados de Vulgari eloquentia y De monarchia. 



G. Boccaccio y el "Decamerón"

Estrechas fueron las relaciones entre Petrarca y Giovanni Boccaccio, cuyo nombre ha quedado para siempre ligaro a la recopilación narrtiva del Decameron  (entre 1348 y 1353), cien cuentos que se presentan dentro de un bien tratado marco de interconexiones. Hijo natural de un mercader y de una noble dama fracnesa, su infancia transcurrió en Florencia y entre 1327 y 1334 residió en Nápoles como alto cargo de la sucursal de la compañía Bardi. Estos años lo marcaron profundamente. La quiebra de la banca Bardi lo obligó en 1340 a regresar a Florencia y en lo que le determinó a componer el Decamerón, cuya  redacción aquel mismo año. 

Fue embajador en las cortes papales de Aviñón y de Roma los años 1354, 1365 y 1367 y recibió las órdenes menores al tiempo que organizaba en su casa el primer círculo humanístico, ya en contacto con Petrarca. Apuros económicos le indujeron a volver dos veces a Nápoles (1362, 1371), retirándose finalmente a su propiedad de Certaldo, próxima a  Florencia. 



Aparte del Decamerón dejó su impronta en toda la literatura occidental posterior a través también de obras como el Filocolo (1336-1340), la novela caballeresca Filostrato (1338), el relato autobiográfico Elegia di madonna Fiammetta (1343) y el poema en octavas el Ninfale fiesolano (1344), además del Corbaccio, sátira que compuso entre 1354  y 1355. De su extensa obra en latín cabe señalar la enciclopedia de mitología De genealogiis deorum gentilum (entre 1350 y 1360) y De claris mulieribus (1354-1364), además de un centenar de biografías de mujeres ilustres (desde Eva hasta la reina Juana de Nápoles). 

Boccaccio fue también el primer estudioso de Dante (admiración que no compartió con Petrarca), al que comentó en público (lectura Dantis). Sin embargo, el prestigio universal de Boccaccio radica en el Decamerón, donde consiguió plenamente su propósito de verter en la lengua italiana toda la sutileza y la vivacidad de la prosa que tanto admiraba. La riqueza narrativa de la obra, en conjunto y en pormenor, sigue poseyendo un valor inmarcesible y al igual que la Comedia marca en el tránsito entre la literatura medieval y la renacentista. 

El Decamerón.

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