jueves, 22 de febrero de 2018

6 LITERATURA GRECOLATINA: LA TRADICIÓN CLÁSICA

LA GRECIA CLÁSICA 


El siglo VIII antes de Cristo es la fecha aproximada de los inicios de la literatura griega clásica. Hay, sin embargo, noticias de una poesía prehomérica, la de los aedos (suerte de juglares, hoy cantautores). La obra más antigua sería la Ilíada.


Cristalizarían luego el drama, la poesía y la prosa (en sus diferentes modalidades) y el diálogo filosófico de Platón. La extinción de esta literatura se sitúa en los siglos IV y V después de C.: en la época del emperador Justiniano.

Para mejor abarcarla, suele dividirse la literatura griega clásica en tres periodos: los dos primeros constituirían la época más creativa y vital; el tercero, la época imitativa, ya decadente. El primer periodo es el primitivo, preático o helénico y va desde la época de Homero (siglos XII - VII a. de C.) hasta 500 a. de C. Se desarrollaron entonces los principales géneros poéticos (épico, elegíaco, yámbico y lírico o mélico) y surgió la prosa filosófica (Anaximandro, Heráclito de Efeso)

El segundo periodo es el ático o ateniense (Atenas, capital del Ática): desde el siglo V a. de C. hasta el 300 a. de C. (desmembración del imperio de Alejandro Magno). En este periodo crecieron la tragedia y la comedia, la prosa literaria, la oratoria, la historia y la filosofía.

El tercer periodo es el helenístico: época imitativa, de escasas innovaciones. Suele dividirse en alejandrino (del 320 al 146 a. de C.)y grecorromano (desde la conquista de Grecia por Roma hasta la muerte de Justiniano).

Periodo primitivo o preático 


El genio griego se revela por sus primeras grandes creaciones literarias: las dos epopeyas de la Iliada (de Ilión, nombre antiguo de Troya) y la Odisea.(poema de Odiseo, al que los latinos llamaron Ulises), atribuidas ambas por la tradición al aedo, ciego y errante, de nombre Homero. 


Estas dos obras (jónicas de origen) presuponen, por la madurez del estilo y el flexible manejo del hexámetro (verso grecolatino), una arraigada tradición poética. Se observa en los temas (caída de Troya, vinculada a la conquista griega de la Eólide), en la intervención personal de los dioses implicados en la lucha y en el uso de una lengua artificiosa, mezcla de jónico y eólico. Hay que anotar también que en ambas epopeyas describe. Homero una época ya para él muy remota. 

Sobre el autor se han confundido mito y realidad. Oriundo seguramente de Jonia (en Asia Menor), contrasta su vasta influencia con la oscuridad que rodea su existencia. 

Esta falta de datos fidedignos suscitó en el siglo XIX fuertes polémicas al afirmar el alemán F. A. Wolf, en 1795, que estos poemas homéricos eran un conglomerado de cantos de diversos autores, resultado del genio colectivo de una nación (tesis del romanticismo). Hoy tiende a creerse que ambos poemas han llegado a su forma actual a través de fragmentos incorporados a un núcleo original. El de la Ilíada sería un canto en torno a "la cólera de Aquiles"; el de la Odisea, un poema del retorno de Odiseo. Se habría fijado su forma definitiva definitiva en el siglo VI a. de C., en Atenas, quizá por iniciativa del tirano Pisistrato y la intervención de rapsodas. Eran éstos (sucesores de los aedos) "zurcidores de cantos". A Homero se atribuyen así mismo himnos, epigramas y la parodia épica Batracomiomaquia. 



La "Ilíada": argumento y caracteres 

La Ilíada trata de la cólera de Aquiles y de sus efectos sobre la guerra contra Troya. Despojado de la cautiva Briseida por Agamenón, jefe del ejército aliado griego que sitia Troya para liberar a Helena. Aquiles abandona la lucha. Al faltarles su ayuda sufren los griegos duros reveses hasta que la muerte de su amigo Patroclo, a manos del troyano Héctor (hijo de Príamo, rey de Troya), decide al héroe a volver al combate para vengarlo.

Cumple Aquiles su objetivo y de una lanzada mata al troyano. Finaliza el poema con los funerales de Héctor y Patroclo y la devolución del cadáver de aquél al anciano Príamo por parte de Aquiles, conmovido por el dolor del rey.

Veinticuatro cantos o rapsodias componen la Ilíada (de donde a mil hexámetros). El estilo es simple, directo y rápido en la expresión, aunque fatiga la atención la morosidad de algunos de sus pasajes; los procedimientos característicos son el ritmo y el deliberado empleo de arcaísmos. Hay epítetos recurrentes (Aquiles es "el de los pies ligeros"), imágenes a veces aparatosas y otros rasgos también presentes en la Odisea.

La "Odisea": argumento y caracteres 

El asunto de la Odisea es más complejo que el de la Ilíada. La acción gira en torno a dos ejes: las navegaciones del héroe y la actuación de los pretendientes de su esposa Penélope.

La Odisea se ha estimado "más casera y tranquila" que la Ilíada: ni tan marcial, ni tan violenta. Sucede al retorno de Troya, en el viaje de Odiseo a Ítaca, su hijo, y acaba con la violenta expulsión de los pretendientes que han invadido el palacio del héroe. Dividida también en 24 cantos o rapsodias, su interés se centra en la acción y en los sentimientos de los protagonistas.

Hesíodo: la poesía didáctica y la "Teogonía" 

Asociado siempre a Homero como exponente de la antigua poesía griega, Hesíodo vivió aproximadamente entre los años 850 y 800 a. de C. Según parece, pleiteó con un hermano por cuestiones relativas a la herencia paterna.

Una de sus obras es el poema didáctico Los trabajo y los días, en el que discurre sobre el origen de la injusticia y nos transmite luego una serie de instrucciones de labranza y el arte de navegar, a las que acompañan diversas máximas de índole moral y religiosa (son las "obras" o "trabajos" del título) y un calendario de los días propicios y adversos.

En la Teogonía, dispuso Hesíodo las genealogías de los dioses a partir del primer orden visible engendrado del Caos. La influencia de los poemas homéricos transparece en la forma y en el lenguaje de ambas obras: idéntico uso del hexámetro, mezcla de eólico y jónico.

Después de la épica 

Tras la épica y los llamados himnos homéricos (dedicados a Apolo, Afrodita, etcétera), vino una poesía más personal y reflexiva, lírica vinculada a un cierto cambio de mentalidad, a una honda evolución moral, y fechada en el siglo VII antes de Cristo. Se la ha relacionado con un gradual proceso democrático por centrarse principalmente en el individuo y en sus aspiraciones personales.

Por su temática y procedimientos cabe distinguir tres tipos de poesía: la elegíaca (marcial, erótica, gnómica y funeral), la yámbica y la lírica o mélica (inseparable de la música).

Poesía elegíaca 

Parece que el término "elegía" es de origen oriental y en un comienzo se aplicó a un canto lleno de melancolía, en especial a una endecha fúnebre, con acompañamiento de flauta. Su significado fue ampliándose hasta llegar a incluir aires belicosos o guerrero (elegía erótica de Mimnermo de Esmirna), gnómicas (Solón, Teognis de Megara) y funerales (epitafios de Simónides de Ceos a los caídos en Maratón y en las Termópilas, h. 480 a. de C.) Alternaron en la elegía el hexámetro heroico y en pentámetro: juntos dieron el dístico elegíaco.

Poesía lírica o mélica 

Llamaron los griegos mélica a la poesía inseparable de la música. Más tarde se impuso el término de lírica para designarla. Dos fueron las escuelas líricas o mélicas: la eolía (monódica y personal) y la doria (coral y nacional). Instrumentos para acompañar la voz: la cítara o lira y flauta. Centro de esta poesía fue la isla de Lesbos, cuna del citarista tarpandro, y en su cultivo descollaron Alceo de Mitilene (610-565 a. de C.) que a un gran dominio de lo melódico unió una intensa pasión y de cuya obra sólo fragmentos han llegado hasta nosotros (el más extenso es una oda a Afrodita, la Venus romana)

En dialecto jónico exaltó Anacreonte de Teos (530 a. de C.) los placeres del vino, del amor y de la música.

En la lírica doria predominó el género coral: Alemán (650 a. de C.). Estesícoro de Himera y Arión (600 antes de C.), autor de ditirambos en honor de Dioniso. A este género corresponde un fragmento de Simónides de Ceos dedicado a Dánae y a Perseo, su hijo. Generos de la lírica monódica fueron la oda o canción y el nomos (acompañado de flauta o lira).

A la lírica coral pertenecen el peán (himno destinado a Apolo o a Artemisa), el prosodio (para el ritual), el partenio, el encomio o elogio, el epinicio, el trueno, el epitalamio y el himeneo (destinados a bodas). Ditirambos y epinicios compuso Baquílides de Ceos.



Píndaro: figura cumple de la lírica griega 

Nacido en Tebas hacia 520 antes de C., Píndaro disfrutó de reputación panhelénica. Los fragmentos de él conservados prueban su versatilidad y maestría: al triunfo olímpico están consagrados 44 epinicios (odas olímpicas, pitias, nemeas e ístmicas, según los juegos a que hacen referencia). El poeta relaciona en ellas la ocasión que le inspira con mitos o leyendas heroicos y de su conjunción extrae una enseñanza moral.

La dificultad de su poesía radica en las alusiones que hace a hechos o circunstancias de que no tenemos noticia y nada tiene de deliberada. Horacio lo consideró poeta sin parangón y el alemán Friedrich Holderin se aventuró a traducirlo al alemán.


PERIODO ÁTICO: EL DRAMA Y LA TRAGEDIA

La palabra "drama" significa algo "hecho", "ejecutado"(deriva de un verbo griego que se traduce por "obrar", "hacer") y en Grecia se aplicó a la tragedia y a la comedia.

En principio aparece la tragedia, que Aristóteles derivó del ditirambo y del satyrikón -danza o pieza teatral a base de sátiros- en Poética, aunque lo único cierto es su vinculación al culto del dios Dionisio y a ritos de carácter agrario. Tragedia: "canto de los chivos", pues lols coreutas se disfrazaban de chivos.

Entre la tragedia y la comedia se insertó el drama satírico, en el que actuaban héroes y sátiros. El núcleo embrionario del teatro griego se encuentra, según parece, en el diálogo mantenido entre el coro y el exarconte (jefe de coro que canta o recita como solista, veces con personalidad individual). Hacia 530 a. de C., Tespis de Icaria, en Ática, introdujo en el diálogo un actor (hypokrités), que dialogaba a su vez con el exarconte o corifeo.

El primer tragico: Esquilo de Eleusis 

Hijo de un gran terrateniente, combatió a los persas en Maratón y Salamina y estuvo un tiempo en la corte de Hierón de Siracusa. Llevó a la escena un segundo actor y quitó importancia al coro para dársela al diálogo, innovaciones que contribuyeron el auge de la tragedia. También parece que inauguró la costumbre de presentar a los premios una tetralogía (tres tragedias y un drama satírico).

La  Orestíada. 


De Esquilo se han conservado Las suplicantes. Los persas, Los siete contra Tebas, Prometeo encadenado, Agamenón, Las coéforas y Las euménides. Estas tres últimas obras constituyen la Orestiada, una de las cimas del teatro universal. Lo sublime y lo grandioso acontecen en el teatro de Esquilo sobre un trasfondo religioso y con un estilo metafórico y sentencioso sorprendentemente vivo.

Sófocles de Colono 

El segundo de los trágicos griegos, Sófocles, competidor de Esquilo, vivió entre 495 y 405 a. de C. y colaboró en la obra de Pericles.

Llevó a la escena un tercer actor, acrecentó el coro y dio un mayor relieve a la escenografía (el decorado pictórico). En sus trilogías dramáticas cada pieza escénica mantiene su autonomía respecto de las otras. Compuso Antígona, Ayax, Traquinias, Electra, Filoctetes, Edipo rey, Edipo en Colono. Estas dos últimas forman una trilogía con la primera,  Antígona, en el que aparece un personaje femenino como fruto de la relación incestuosa de Edipo con su madre; Yocasta.

A lo sublime y grandioso contrapone Sófocles una ironía dramática nacida del contraste entre lo real y lo imaginario subjetivo (caso de Edipo rey): contrastadas aparecen las figuras Antígona y su hermana Ismene, de Edipo y Yocaste, de Odiseo y Ayax.

Eurípides de Salamina 

El tercer gran trágico griego es Eurípides (480-406  antes de Cristo). Hijo de un terrateniente de Salamina, fue discípulo del filósofo Anaxágoras y vivió sus últimos años en la corte macedónica de Aquelao. De Eurípides se conservan diecisiete tragedias y un drama satírico en Áulide, Ifgenia en Táuride y Bacantes. En esta última enlaza directamente con los orígenes rituales de la tragedia a través de un episodio muy representativo de la introducción en Grecia de la religión báquica.

Muy popular en la antiguedad, no dudó en criticar la dureza con que los dioses proceden a veces, y trató de extraer de los mitos el máximo de los efectos en ellos contenidos. Aportó buen número de innovaciones técnicas (apelaación al deus ex machina para provocar el desenlave, etcétera).

La comedia de Aristófanes 

La comedia procede, al igual que la tragedia, del culto a Dioniso. Tuvo por precursores a los dorios y en una de sus modalidades se la denominó "megarense" por encontrarse entre quienes primero la cultivaron Susarión de Megara (s. VI a. de C.), además de Epicarmo (farsas) y de Sofrón de Siracusa (mimos). Para Aristóteles tiene un antecedente en el himno fálico (himno en honor al falol, al que se atribuye origen divino).

Caracteriza a grandes rasgos la comedia el hecho de tener un final feliz y su más genial exponente en Grecia fue Aristófanes (448-380 a. de C.): Los acarnienses, Los caballeros, Las nubes, Las avispas, La paz, Las aves,  Lisístrata, Las ranas, Tesmoforias, Eclesiázusae o Asamblea de mujeres y Pluto. 

Esta antigua Comeda se define por su carácter virulentamente político y personalista y en ella se ridiculiza el demagogo Cleón (Caballeros), al trágico Eurípides (Las ranas) y al filósofo Sócrates (las nubes), Lo burlesco y lo lírico alternan en Aristófanes, que poseía un gran dominio de la lengua Ática.



A la antigua Comedida le sucedieron la Comedia Media (s. IV antes de C.), que pone en solfa mitos, literatura y filosofía, y a la Comedia Nueva, ya comedia costumbrista, que dejará profunda huella en Plauto y en Terencio. Máximo exponente de la Comedia Nueva fue el ateniense Menandro (342- 291) a. de C.), que dejará profunda huella en Plauto y que compuso un centenar de comedias. Nos ha llegado íntegra El díscolo y más fragmentariamente El traje y La mujer de Samos, aunque recientemente se han hallado nuevos fragmentos de su obra.

La prosa jónica. Herodoto 

Del siglo VI data la aparición de la prosa en Jonia: compilaciones de geografía e historia. Los "logógrafos" Hecateo de Mileto y Helánico de Mitilene son los primeros autores de alguna importancia. Mientras Tales y Pitágoras no parecen haber escrito, sí lo hicieron en verso Jenófanes, Parménides y Empédocles y en prosa Heráclito (aforismos), Anaxágoras, Anaximandro y Anaxímenes: a todos ellos suele encuadrárseles dentro del marco de la filosofía presocrática.

El primer gran historiador griego es Herodoto de Halicarnaso que residió en Atenas y en Turio (Magna Grecia) y fue amigo de Sófocles y de Pericles. Su historia, dividida en nueve libros, trata de Pericles. Su historia, dividida en nueve libros, trata de las luchas entre griegos y persas e incluye numerosas digresiones de variado carácter.

Cicerón lo bautizó "padre de la historia" y en su enfoque del devenir histórico predomina la idea de la némesis (indignación de los dioses). Adjudicó a Dioniso y a Heracles origen egipcio.


Oratoria 

Quienes primero trataron la oratoria como género artístico fueron los sofistas, que la incluyeron en sus planes de estudio.

Enemigos de Sócrates, estos "profesionales de la ciencia" ejercían la docencia a cambio de un estipendio y más que la verdad o falsedad del discurso les preocupaba su perfecta concatenación lógica. De los diez oradores del llamado "canon alejandrino" descuellan Lisias, Isócrates y Demóstenes.

Lisias brilló por su estilo llano (contrapuesto al "grandioso" de Antifón). Isócrates (n. 436 a. de C.) se sirvió de una prosa rítmica, de periodos largos, para defender el caudillaje de Filipo de Macedonia frente a los persas, e influyó poderosamente en Cicerón. Discípulo de un tal Iseo parece haber sido Demóstenes (n. 384 antes de Cristo), el mayor de los oradores griegos. Perito en el manejo de todos los artificios de la retórica, fue así mismo logógrafo -una de las profesiones más lucrativas de Atenas- como Lisias e Isócrates, y alcanzó la fama a través de sus Filípicas, arengas dirigidas contra el macedoniense Filipo en competencia con Esquines, que abogaba por su jefatura. Estas arengas hicieron de él el orador por antonomasia.

Filosofía y literatura 

La apelación al verso y a la prosa por parte de los filósofos, presocráticos, el discurso de los sofistas, etc., fueron factores que contribuyeron a crear el lenguaje que posteriormente utilizarían con maestría dos grandes filósofos de todos los tiempos, Platón, que supo fundir poesía y prosa dialéctica y alegoría como procedimientos para acercarse a la verdad, y Aristóteles.

El primero de ellos fundó en 387 antes de C. su escuela de la Academia y dejó como legado los "diálogos socráticos" (relacionados con la figura de sócrates) y los "diálogos metafísicos" alcanzando la mayor perfección en Fedón, Banquete, Fedro, Gorgias y Apología. 

De la sociedad ideal trata Platón en República y Leyes. Natural de Estagira era Aristóteles (Tracia), que estudió en Atenas con Platón y cuidó de la educación del que luego sería Alejandro Magno.

Circunstancias políticas lo obligaron más tarde a dejar Atenas, donde fundó la escuela llamada "peripatética", por Calcis (Eubea), donde murió en 322 antes de C. Dueño de un saber enciclopédico, abordó casi todas las materias, de la física a la estética, y en Poética definió la poesía como rama de la mímesis (mímesis poética, o imitación). En su debatida teoría de la tragedia fijó el término kathrasis para definir su efecto como purificación de la piedad y el terror de humanos. Su estilo contrasta con el de Platón por su sobriedad y esquematismo.

Sucesor de Aristóteles en la escuela de Liceo fue Teofrasto, autor de Caracteres, treinta retratos de tipos humanos universales, presentados con el aspecto de personajes áticos, obra que influyó en la comedia posterior y en moralistas como el francés La Bruyére.


PERIODO HELENÍSTICO: GRECIA CLÁSICA 

Las conquistas de Alejandro Magno propagaron la cultura griega por toda el área mediterránea oriental y a su muerte se fragmentó el Imperio en varias monarquías, con lo que surgieron nuevos focos de irradiación cultural: Alejandría, Antioquia, Tarsos y Pérgamo, etcétera, con el empleo de un dialecto común, de base ática, esto es, la coiné. 

En el periodo helenístico los escritores, marginando el uso del habla popular, se decantaron hacia un aticismo purista, actitud defensiva propia de las épocas de crisis. Alejandría pasó a ser entonces la capital intelectual helénica y en ella fundaron los Ptolomeos los célebres museo y biblioteca de Alejandría.



Atenas continuó siendo la plataforma de las escuelas de filosofía, mientras que Siracusa y otras ciudades desplegaron su propia actividad intelectual.

La poesía alejandrina

Lo formal y lo artificioso predominan en la poesía alejandrina, cultivada sobre todo por autores eruditos y elitistas. En el epigrama revalizaron Asclepiades de Samos y Leonidas de Tarento. A Apolonio de Rodas (s. III antes de Cristo) se debe la epopeya Los argonautas y de este fue un adversario acérrimo Calímaco, autor de Himnos, de una árida obra etiológica (Aitia) y de notables epigramas.

Junto a Apoloni y a Calímaco destaca la figura de Teócrito de Siracusa (310-250 antes de Cristo, aproximadamente), que fundó el género bucólico con sus Idilios, una obra maestra de la que uno de los imitadores fue Virgilio, poesía de refinada composición métrica y estilística. Otros poetas alejandrinos importantes son Arato de Soles (Fenómenos, poema con acopio de noticias astronómicas y meteorológicas), Filetes de Cos, Herondas (autor de mimos), Bión de Esmirna y Moscos de Siracusa.

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