Precedente principal del teatro que se desarrollará en Francia en el siglo XVII, cuya evolución marcaría de una forma decisiva la llegada al poder del cardenal Richeliu en 1624, es la obra ya señalada de Robert Ganier, fallecido en 1590. El teatro a finales del XVI es básicamente un teatro poético, que para atraer a la gran masa de un público popular carece de recursos para producir la animación de una acción dramática y se mantiene dentro de los decorosos límites de una belleza formal. Sólo con el clasicismo posterior se fundirán el teatro de los poetas y el teatro de acción por breve tiempo el favor de los espectadores gracias en parte al éxito de Honoré d'Urfé. (1568-1625) con la novela pastoril L'astrée (1607-1627), inspirada en modelos italianos y españoles (J. de Montemayor, Gil Polo).
La tragicomedia halló su consagración durante el reinado de Luis XIII y la comedia y la farsa recogieron, en cambio, la reprobación del público cultivado, que veía en ambas un vergonzoso placer.
El género más respetado era el de la tragedia, representada entonces por dos hombres de acción: Antoine de Monctchrestien (1575 - 1621), preocupado ante todo por la puesta en escena de sus obras (David, 1601; Hector, 1604), y Alexandre Hardy (entre 1572 y 1632, aproximadamente), el primer autor dramático profesional de los tiempos modernos. Merecen también citarse a Théophile de Viau (Pyrane et Thisbé, 1623). Y H. de Rácan (Les bergeries, 1625).
Con la estabilidad y la centralización políticas surgió a partir de 1625 un nuevo público, con espíritu crítico y exigencias estéticas, y el cardenal Richelieu intuyó en seguida el valor del teatro como instrumento de prestigio para la monarquía consolidada. El retorno a las tres unidades (de acción, de lugar y de tiempo) de la dramaturgia clásica la proclama como un manifiesto el prefacio que Jean Mairet (1604-1686) pone a su obra teatral Silvanire en 1631.
"LE CID" DE CORNEILLE
De 1637 data Le Cid de Pierre Corneille, que en cierto modo fue el canto del cisne de los adversarios del establecimiento de las tres unidades clásicas y que levantó por ello gran polvareda. El teatro clásico francés no sólo tendrá leyes o normas, sino también doctrinas, doctrinas que podría discutirse y perfeccionarse y que constituirán un sistema de pensamiento. Respecto al teatro precedente, vino a representar una gran economía de medios (menos personajes, más corta la acción, etc.) encaminada a una mayor eficacia escénica con vistas al espectador.
Mairet (Sophonisbe, 1634) y Tristan l'Hermite son los inmediatos precursores del gran teatro en Francia, es decir, el de Corneille, Moliére y Racine. El primero de ellos, Pierre Corneille, nació en Rouen en 1606, estudió con los jesuitas y entre sus primeros éxitos dramáticos figura la comedia L'illusion comique (1636), a la que siguió la tragicomedia Le Cid (1637) inspirada en parte en una obra de Guillén de Castro (Las mocedades del Cid) y la obra que inicia su gran carrera de autor trágico, jalonada por Horace (1641), Cinna (1643) y Polyeucte (1643). Del resto de su producción cabe citar también Le menteur (1644) y Nicoméde (1651.)
Dueño de todos los recursos escénicos, Corneille, pese a la libertad y atrevimiento de su estética, se decidió a adoptar las tres unidades clásicas y en cada una de sus piezas teatrales, aportó a la escena alguna novedad; así, por ejemplo, en Agésilas y en Androméde (piéce á machines).
Con Descartes compartió Corneillela confianza en la razón deliberativa y en la generosidad y creó un héroe específicamente "corneliano", al que distinguen los tres atributos, que osn la libertad, la voluntad y la lucidez. Tradujo así mismo la Imitación de Cristo, de Thomas de Kempis, y dejó varios textos teóricos (Discours de trois unités, 1660). Entre sus últimas producciones figura la tragedia Suréna, fechada en 1674. Falleció diez años después en París, a edad avanzada, antes de que Racine estrenara Esther.
La comedia en Francia: Moliére
La tercera gran figura del teatro clásico francés es la de Jean-Baptiste Poquelín, llamado Moliere (1622-1673), que dominó el teatro cómico de su tiempo y que sobresalió a la vez como escritor y como actor. Nacido en París, era el primogénito de un tapicero del rey y entre 1636 y 1641 fue alumno del colegio de los jesuitas de Clermont (en París), llegando a licenciarse en Leyes en Orléans. En 1643 fundó junto con su compañera la actriz Madeleine Béjart el grupo teatral L'Ilustre Théatre y de 1645 a 1658 llevó una vida errante de actor en provincias.
Director de la compañía en 1652, inició entonces su actividad de comediógrafo y de vuelta en París en 1658 se ganó el favor del rey Luis XIV y trabó amistad con Racine, La Fontaine y Boileau. Conquistada la corte, la troupe de Moliére pasó a ser, a partir de 1665, la troupe du Roi. Con la versión definitiva de Le Tartuffe, que en su primera aparición levantó las iras de los devotos, Moliére obtuvo en 1669 el que probablemente puede considerarse como el mayor éxito teatral del siglo XVII. Aunque triunfante en toda la línea, las continuas luchas y rivalidades que hubo de sostener no dejaron de proporcionarle sinsabores y amarguras, que se transparentan en sus piezas Don Juan, ou le festin de pierre (1665). Le misantrope (El misántropo, 1667). Georgé Dandin (1668) y L'avare (1668), inspirada en la comedia de Plauto y auténtica obra maestra. Sus últimas obras, siempre representadas con gran éxito se caracterizan por plantear problemas más frívolos y por dar un más amplio margen al entretenimiento, al puro divertimento. En 1673 murió Moliére, pocas horas después de haber interpretado por cuarta vez su comedia Le malade imaginarie (El enfermo imaginario, 1673). De su variada producción dramática, iniciada con el éxito de Les précieuses ridicules (Las preciosas ridículas) en el año 1659, sátira burlonesca del ambiente cultista y preciosista del Hotel Rambouillet, cabe destacar Le Tartuffe (El hipócrita) ya anteriormente citado –estudio de un carácter que es quizá su mejor logro– Le médecin malgré lui (El médico a palos, en traducción de Leandro F. de Moratín, 1668), así como las obras referidas más arriba, Le malade imaginaire, L'avare y Le bourgeois gentilhomme (1670), donde crea la comedia de costumbres.
Su habilidad en el desarrollo de la acción y la extraordinaria pintura de caracteres hicieron de él el primer modelo de la comedia en la Europa del siglo XVIII y ejerció así mismo una considerable influencia en el teatro español. Merecen citarse también Jean de Rotrou, Thomas Corneille, hermano de Pierre, y Paul Scarron.
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